El suceso tuvo lugar a las 23.27 horas apenas iniciada la
operación de despegue del vuelo 5627 de Cóndor. Ante la gravedad de
la situación, el comandante del airbús solicitó de inmediato
autorización para un aterrizaje de emergencia, pero tuvo que
sobrevolar primero la zona del aeropuerto por espacio de veinte
minutos para arrojar el combustible antes de volver a tomar tierra,
dado que así lo establecen las normas de seguridad aérea.
Durante esos veinte minutos, Son Sant Joan desplegó todo el
dispositivo de emergencia y la pista habilitada para el aterrizaje
forzoso se llenó de coches de bomberos.
La capacidad del airbús es de 174 pasajeros, pero sólo estaban
ocupadas 166 plazas. Los pasajeros vivieron momentos de gran
tensión, dado que el fuego en el motor era perfectamente visible
desde la cabina. Tras regresar a la terminal del aeropuerto, el
pasaje fue atendido ya que la mayoría de los pasajeros tuvo una
crisis nerviosa. El incidente provocó la suspensión de todos los
vuelos de entrada y salida hasta que se resolvió la situación de
emergencia. Un avión de la misma compañía se salió de la pista en
agosto de 1999 en Eivissa, sin que se produjeran heridos.
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