Los juzgados de Eivissa intentaron ayer una experiencia piloto para
comprobar el funcionamiento de la nueva Ley de Enjuiciamiento en lo
referente a los juicios rápidos. Para ello, el Juzgado de
Instrucción número 1, que se encontraba de guardia y cuyo titular
es el juez Juan Carlos Torres, programó cuatro vistas a lo largo de
la mañana para evaluar la capacidad de los juzgados ibicencos para
asumir este nuevo tipo de procedimiento, aunque tanto el magistrado
como el representante de la Fiscalía, Manuel Campoy, no dudaron en
manifestar que la falta de medios, humanos y materiales, hacen casi
imposible que se aplique esta normativa en Eivissa.
Los juicios rápidos tienen como objetivo principal el aligerar
los juzgados efectuando las vistas por faltas (como hurtos) dentro
de las 72 horas de detención que dispone la ley para los
sospechosos. Tras la experiencia de ayer, la primera reflexión de
Campoy se dirigió hacia el extremo opuesto: «Al estar el juzgado de
guardia pueden producirse imprevistos, siguen entrando detenidos,
etc. Lo que ocurre al final es que se aplica la ley para agilizar
los trámites y lo que se consigue es más acumulación y
retraso».
Ayer, en Eivissa, pudo verse la prueba palpable de esta
situación: mientras se instruían los casos en la sala, los
detenidos seguían llegando a los juzgados y, como colofón, tuvieron
que efectuarse dos levantamientos de cadáveres. «Junto con las
reformas se debe aportar un aumento de medios personales y
materiales, u otra organización del trabajo, porque nos tememos que
el próximo año, cuando la ley entre en vigor si sigue adelante, lo
que ocurrirá es lo que ha sucedido hoy (por ayer), aunque
multiplicado varias veces», indicó Campoy.
De las cuatro vistas programadas ayer, dos se celebraron y dos
finalizaron con un acuerdo entre las partes. En el primer juicio
rápido se obtuvo una sentencia condenatoria contra Ali M. por una
falta de hurto; mientras que, en el segundo, la indecisión del
testigo al reconocer a sus asaltantes obligó a posponer la vista
hasta el lunes (cuando se cumplen las 72 horas de detención) a la
espera de localizar otros testimonios.
Por otra parte, Campoy consideró que el sistema de guardias
semanales que impera en Eivissa no es el idóneo para celebrar los
juicios rápidos y prefirió optar por guardias de 24 horas, que
permitirían enjuiciar los casos a la jornada siguiente, sin tener
que temer los imprevistos lógicos de una guardia judicial.
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