El barco, tripulado por ocho madrileños, encalló a pocos metros de la playa tras ser arrastrado por el temporal. Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

La Guardia Civil investigaba ayer las circunstancias de la muerte y la identidad de un hombre, de una edad comprendida entre los 25 y los 30 años, cuyo cadáver apareció a primera hora de la mañana en la playa de es Pouet con signos de ahogamiento.

Se da la circunstancia que a esa hora y a pocos metros, Cruz Roja llevó a cabo el rescate de cuatro personas que se vieron en peligro tras arrastrar el temporal un velero hasta la costa. Ambos hechos independientes entre sí tuvieron lugar sobre las siete y media de la mañana. El cadáver apareció vestido por lo que no se descarta que perteneciera a un turista arrastrado por el mar tras caer de una zona rocosa de la que se despeñó presumiblemente al perder el equilibrio cuando se hallaba en estado de ebriedad. La Guardia Civil, sin embargo, en ese tipo de casos, no descarta ninguna posibilidad y se esperará al resultado de la autopsia a la vez que se efectúan indagaciones más profundas.

La operación de rescate llevada a cabo en el velero se realizó después de que se recibiera el aviso de un barco en apuros que estaba fondeado en la bahía y que había quedado a la deriva. El barco, al parecer, estaba ocupado por ocho turistas madrileños. Cuatro de los decidieron acogerse a la ayuda de Cruz Roja al verse en grandes dificultades cuando el velero encalló en la playa, a unos 25 metros de la arena. Otras cuatro personas decidieron quedarse a bordo. En Benirràs, se produjo otro naufragio y varios barcos fondeados en la bahía de Sant Antoni se vieron en dificultades.