Roman. G., de 53 años de edad, reside en la isla desde hace unos
veinte años. La policía le detuvo anteayer tras localizar en Sant
Carles el «sofisticado» invernadero donde supuestamente él mismo
estaba cultivando y explotando una plantación de marihuana que en
pocas semanas iba a ser objeto de una nueva recolecta. Los agentes
de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de Comisaría se
incautaron en esta operación de 163 pies de planta de cannabis y
otros 555 que ya se hallaban dentro del recinto agrícola, además de
cien gramos de marihuana de una saca y otros diez pies que habían
en las proximidades donde Roman G. residía. En total, cerca de 50
kilos de droga.
Los medios hallados dentro del invernaderos prueban que el
cultivo se estaba llevando a cabo con procesos, incluso
artificiales, que demostraban una alta especialización agrícola
para la producción del cáñamo. El invernadero aprovechaba una pared
y una buena orientación. Las plantaciones, asimismo, se realizaron
de forma agrupada y muy vigilada para que de su tamaño, un metro,
se obtuvieran los mejores resultados, a la vez que estaba
continuamente sometidas a tratamiento de calor y luz para favorecer
su crecimiento y desarrollo.
La policía, de hecho, encontró un generador eléctrico que estaba
en permanente funcionamiento «apoyado» por distintos tipos de
luces, bombonas de butano para crear un efecto calefactor y
ventiladores con los que se conseguía una aireación asistida de las
instalaciones. La investigación también ha determinado que los
conocimientos del sospechoso le permitían hacer cruces en el
cultivo para aumentar la calidad de la marihuana. Comisaría estima
una producción de 600 gramos de resina de hachís en dos cosechas
anuales de 300 gramos por la concentración de este producto
obtenido del polen, calculándose que la cantidad cosechada
anualmente eleva la producción de droga a unas 2.400 dosis.
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