El obispo de la diócesis de Eivissa, Agustín Cortés Soriano, se vio
obligado el pasado Domingo de Ramos a oficiar a pleno pulmón la
misa que concelebró con otros dos sacerdotes en la catedral para
que todos los feligreses pudieran seguir le celebración. La culpa
la tuvieron los desconocidos que horas antes entraron en el templo
y se llevaron los micrófonos y otros elementos de megafonía del
equipo de sonido, un aparato que en su conjunto se valora en 6.000
euros (un millón de pesetas).
No hubo tiempo para nada. Todo estaba listo para la misa de las
diez y media de la mañana cuando en la catedral se dieron cuenta de
que faltaban los micrófonos, según confirmaron a este periódico
fuentes del obispado. Analizada la situación, y con la iglesia ya
llena de gente, el obispo consideró oportuno hacer de tripas
corazón y seguir adelante pese a la falta de esta tecnología.
Los primeros indicios recogidos en el lugar de los hechos
corroboraron que el robo tuvo que producirse en la misma noche del
sábado. El asaltantes, y sus cómplices, si los tenía, tuvo que
ingeniárselas para saltar una tapia y entrar por algún hueco,
aprovechando probablemente la zona que se encuentra en obras. Ello
se desprende de que no se encontraron forzadas, ni con ningún otro
indicio de violencia, las puertas principales de la catedral.
El robo, de igual manera, debió de producirse con rapidez porque
los cacos sólo se llevaron los complementos del equipo más fáciles
de transportar, dejando los amplificadores en su sitio. El robo ha
sido denunciado en Comisaría, mientras que desde el obispado se
realizan ya gestiones para que se pueda conseguir material que
sustituya al sustraído a fin de recuperar la normalidad en los
actos del mismo Jueves Santo.
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