El equipo de rescate de los bomberos, el pasado viernes en el rescate de sa Pedrera. Foto: MARGA FERRER.

Manuel P.B., de 28 años de edad y persona que el pasado viernes quedó atrapado durante cerca de nueve horas en un acantilado de Cala d'Hort, ha sido el último caso de excursionista que ha precisado ser rescatado en las Pitiüses. Extraño es el mes que la Guardia Civil o el equipo de salvamento de los bomberos no se tienen que movilizar para una emergencia de estas características, ya sea por un siniestro o, como el ocurrido el pasado fin de semana, por alguien que precisa ayuda. En la mayoría de los casos, las imprudencias están detrás.

El rescate de Manuel P.B. volvió a congregar en sa Pedrera a efectivos de bomberos y Guardia Civil, que trabajaron de noche, como en otras ocasiones, en un terreno muy complicado para sacar del aprieto al excursionista lo antes posible. No ha sido el salvamento que se ha tenido que realizar este año. Una alemana precisó ayuda el pasado mes de febrero romperse un tobillo cerca del faro de Portinatx y, en este mismo año hubo que emplearse a fondo, para sacar de la torres des Savinar el cadáver del joven que a principios de año murió en este lugar tras practicar un macabro ritual esotérico.

Equipos de rescate también fueron necesarios para hallar el cadáver del piragüista alemán que perdió la vida a finales de 2001 en Cap Nunó al no esperar las ayudas tras naufragar e intentar la escalada. Otro joven fue socorrido en noviembre al quedar atrapado en un acantilado cercano a Cala Llonga . Un mes antes, en Formentera, Cruz Roja salvó a un turista de 73 años que se fracturó una pierna al caer al mar entre Punta Prima y es Pujols. Sa Pedrera, otra vez, fue el escenario de otra actuación de Cruz Roja en agosto. Un excursionista se rompió un brazo. Más trágico fue lo ocurrido el mes anterior en Santa Agnès. Un joven que participaba en una fiesta ilegal sufrió graves heridas al lanzarse al mar. Horas después murió.