El cetáceo, un ejemplar adulto de delfín listado, posiblemente un
macho, de dos metros de longitud y con cerca de 180 kilos de peso,
fue descubierto entre las rocas a primera hora de la mañana por una
mujer que transitaba el paseo que une es Canar con la zona de Cala
Nova, costa en la que últimamente se han producido numerosos
avistamientos de estos animales. Ella misma dio aviso al Consell
Insular y a partir de ese momento se puso en marcha un dispositivo,
uno de los mayores que se han realizado para una actuación de este
tipo, que movilizó a distintas unidades y cuerpos, incluida la
barca de la conselleria de Pesca.
La colaboración de todos estos efectivos fue fundamental para
poder recuperar al delfín, presumiblemente atrapado en la costa por
una enfermedad vírica, que podría haberle causado una pulmonía, o
simplemente porque se desorientó de la manada a la que pertenecía.
A media tarde, y tras atenderlo varado en la playa de es Canar, se
consiguió que volviera a alta mar.
El técnico del área de Biodiversidad del Consell, Jaume
Estarellas, y la guardería forestal coordinaron un complicado
salvamento que efectuó al mediodía el equipo de rescate de los
bomberos. El cetáceo, que fue hallado con cortes al haberse
golpeado él mismo contra las rocas, fue evacuado hasta la playa.
Allí fue colocado en una improvisada piscina que se realizó en la
orilla y,con el apoyo de un veterinario del Instituto de Biología
Animal de Balears, se continuó un tratamiento para evitar que se
deshidratara.
Agentes del Geas de la Guardia Civil y del Seprona reforzaron
las labores que se prolongaron durante al menos tres horas más. El
delfín recuperó las fuerzas y, por consejo de expertos que se
consultaron, se llevó al cetáceo al mar en una red para intentar
liberarlo. Al ver que respondía, se le soltó. Fue seguido una milla
hasta que se perdió en alta mar.
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