Cerca de dos millones de jóvenes británicos son considerados
consumidores habituales de MDMA en el Reino Unido. El éxtasis, la
droga que se empezó a experimentar en Eivissa y que sigue siendo
una de los estupefacientes más demandados por los turistas que cada
verano visitan la isla, está bajo sospecha en Gran Bretaña. Cuando
casi todos los expertos coinciden en alertar cada vez más sobre los
peligros del éxtasis, la propia policía británica pide que esta
droga baje de «categoría» y, con ello, se reduzcan las penas de
cárcel para quien comercia con ellas.
Todo es una cuestión de matiz. La policía británica, a través de
la Asociación de Mandos (APCO), en un artículo publicado en «The
Guardian», ha reclamado que el éxtasis no tenga la misma
consideración que la heroína y la cocaína, estupefacientes a los
que -según esta asociación- deben ir encaminados los principales
esfuerzos en la lucha contra la droga. En la clasificación inglesa,
el MDMA bajaría así un «puesto» y formaría parte del llamado grupo
B, inferior al que se encuentra ahora y donde también está
encuadrada la cocaína y la heroína.
Ello conllevaría también a una rebaja de las penas. La
legislación británica castiga con hasta siete años de prisión la
posesión de éxtasis y hasta con cadena perpetua el tráfico en los
casos más graves. Si la propuesta policial tuviera éxito, los
delitos por posesión de éxtasis pasarían a cumplir penas de cinco
años de cárcel. En España, el consumo no se castiga penalmente y se
enmarcan en delitos contra la salud pública los restantes
casos.
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