La Junta Local de Seguridad de Sant Josep puso ayer los pilares de
lo que se perfila va a ser un plan policial para impedir que los
grupos delictivos senegaleses, que este verano han hecho su
aparición en la bahía y en las playas de este municipio, continúen
su expansión la próxima temporada. El operativo, que en líneas
generales prevé un aumento de efectivos tanto uniformados como de
paisano con mayor presencia de agentes que patrullen a pie,
pretende combatir el aumento del tráfico de drogas y de los
pequeños robos. Estos delitos han empezado a ser acaparados por los
grupos de origen africano y que, poco a poco, van dejando de lado
la venta ambulante -hasta ahora su principal actividad- para
intentar conseguir mayores beneficios con la venta de
estupefacientes a pequeña escala y con hurtos y tirones.
El análisis realizado por mandos de la Guardia Civil y de la
Policía Local no deja lugar a dudas. Lo que hasta ahora era un
problema que se ha agravado en Sant Antoni, por el aumento de estos
grupos, está siendo también una realidad en Sant Josep, tanto en la
bahía como en la zona de Platja d'en Bossa.
El propio alcalde, José Serra Escandell, señaló que pese a haber
descendido la venta ambulante de fruta se había detectado un
aumento de este tipo de comercio con bisutería; precisamente
actividad llevada a cabo por los grupos africanos que este año en
Sant Antoni ya mantienen una «guerra» abierta con las redes
inglesas por el control del tráfico de drogas.
En Sant Antoni, estos grupos «luchan» por la distribución de las
drogas de diseño y la cocaína. En Sant Josep, ya han comenzado a
vender hachís, explicó la directora insular, Marienna Sánchez
Jáuregui. En estas mismas bandas, y en otros grupos norteafricanos,
se ha localizado también la mayor incidencia de «tirones», delitos
que eran exclusivos de jóvenes delincuentes españoles y para los
que incluso se están utilizando ciclomotores.
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