Guardia Civil y Policía Local se reunieron con el alcalde y la directora insular. Foto: V. F.

Doble número de agentes de la Guardia Civil asignados al puesto de Santa Eulària para frenar un crecimiento de la delincuencia que en cifras globales duplica en este municipio los índices que había antes. Este fue el principal ruego que ayer transmitió el alcalde Vicent Guasch a la directora insular, Marienna Sánchez-Jáuregui, en la Junta Local de Seguridad que se celebró en este Ayuntamiento. Ello supondría dotar al puesto del instituto armado con unos quince agentes. El incremento de esta delincuencia, principalmente por un sensible aumento durante el verano de los pequeños delitos contra la propiedad -hurtos y tirones-, se achaca al incremento de población en el municipio, un hecho constatado y lógicamente relacionado con que suba la tasa de «conflictividad» de una zona.

El análisis realizado durante la reunión también concretó que detrás de este aumento de la delincuencia se esconde el auge de grupos especializados en determinadas formas de robo, procedentes, en muchos casos, de problemas marginales derivados de la inmigración o de personas que cada verano se trasladan a los núcleos turísticos y que llegan a formar entramados más o menos organizados. Turistas sorprendidos desprevenidos, comercios y tiendas de «souvenirs» han sido las víctimas.

Tanto Sánchez-Jáuregui como Guasch precisaron, no obstante, que la presentación de más denuncias también ha tenido como respuesta un mayor número de detenciones y de sospechosos que han sido puestos a disposición judicial. La directora insular destacó que la colaboración ciudadana juega una parte fundamental en este capítulo. Así, poniendo como ejemplo investigaciones por uso fraudulento de tarjetas de crédito, indicó que éstas resultaban infructuosas o se perdían por no haberse pedido el carnet de identidad cuando alguien hacía uso de ellas.

Lazos libaneses y bolsas forradas para burlar alarmas
Santa Eulària ha tenido que sufrir la presencia de grupos especializados en técnicas más sutiles de robo. Así ha habido casos con el método del lazo libanés -generalmente ligado a rumanos- y de robos en tiendas en los que los ladrones, casi siempre sudamericanos, burlaban las alarmas al ocultar los efectos en bolsas forradas. Sólo por «lazo libanés» se detuvo a media docena de personas en este sitio.