Tras el impacto, el avión de línea regular, con destino a
Copenhague, se salió de la pista, giró 45 grados y se encaminó
hacia un hangar de distribución de equipajes, contra el que chocó,
lo que provocó tres explosiones y un incendio. Los bomberos no
pudieron apagar las llamas hasta pasadas dos horas, mientras se
informaba de la muerte de la totalidad de los 104 viajeros del
avión y sus seis tripulantes, y los cuatro pasajeros de la
avioneta. El número de víctimas entre los trabajadores de las
instalaciones aeroportuarias no ha podido ser confirmado por las
autoridades, aunque algunas informaciones hablan de 12.
Un portavoz de la compañía Scandinavian Airlines informó de que
en el aparato viajaban 48 italianos y otras 52 personas de diversas
nacionalidades, al parecer ninguna de ellas española. A bordo de la
avioneta viajaba un empresario italiano, Luca Giovanni Fossati, de
44 años, que presumiblemente probaba la aeronave con vistas a su
eventual compra. El accidente tuvo lugar hacia las 08.15 horas
(06.15 GMT) y a raíz del mismo el aeropuerto de Linate fue cerrado
al tráfico para facilitar las tareas de los equipos de rescate, que
se desarrollaron en medio de grandes dificultades.
El tráfico aéreo con salida y destino a Linate fue desviado al
otro aeropuerto milanés, el de Malpensa, y al aeródromo de la
cercana ciudad de Bérgamo. La Agencia Nacional para la Seguridad en
el Vuelo (ANSV) ha abierto una investigación sobre el accidente,
ocurrido «en condiciones de baja visibilidad», mientras la Unión de
Pilotos ha denunciado un posible mal funcionamiento del radar de
tierra. El aeropuerto de Linate, abierto en 1934, está dedicado
casi exclusivamente al tráfico doméstico y a algunas rutas
europeas, ya que la mayoría de los vuelos internacionales e
intercontinentales que operan en Milán fueron trasladados al más
moderno de Malpensa, situado a 45 kilómetros de la ciudad.
El aeropuerto donde ocurrió la tragedia carece de un
radar de tierra
La tragedia ha desatado una fuerte polémica sobre la seguridad en
el aeropuerto milanés de Linate. El ministerio italiano del
Interior achacó el accidente a un error humano causado por la
intensa niebla, que limitaba la visibilidad a 50 metros en el
momento del accidente. La falta de visibilidad podría haberse
subsanado, según los sindicatos, si Linate hubiera contado con un
radar de tierra operativo, que permite conocer la posición de los
aviones en las pistas a falta de contacto visual. Un portavoz del
sindicato de controladores LICTA, Michele Bufo, aseguró ayer que
las autoridades aeroportuarias de Linate habían decidido hace dos
años la sustitución del actual equipo, ya obsoleto, pero que las
trabas burocráticas habían bloqueado la adquisición de uno nuevo, a
pesar de ya estar concedidos los fondos.
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