La brutal detonación en la fábrica química de Toulouse sembró el pánico entre la población.

Una mezcla de ácido sulfúrico, cal y sosa pudo provocar la explosión que devastó la planta química de AZF de Toulouse (sur de Francia) hace dos semanas, según el diario regional «La Depeche du Midi». Las investigaciones se centran en una mezcla de ácido sulfúrico, cal y sosa que habría originado «la famosa chispa, el detonador que no se había identificado hasta ahora y que condujo a la explosión», asegura el periódico en su edición de ayer.

Según «La Depeche du Midi», que cita fuentes de la investigación, unos días antes de la explosión se detectó una fuga de ácido sulfúrico y para neutralizarla se utilizó cal y sosa. Los expertos tratan ahora de verificar si de la mezcla de los tres productos pudo causar la deflagración que hizo estallar las 300 toneladas de nitrato de amoniaco que el pasado 21 de septiembre causó la muerte a 29 personas, heridas, a unas 3.000, y elevados daños materiales.

Pese a las versiones que han circulado los últimos días sobre un atentado y una supuesta «pista islámica», dos peritos judiciales que investigan las causas de la tragedia confirmaron que dan prioridad a la hipótesis de un accidente, en un informe preliminar entregado el pasado viernes a los jueces de instrucción.

Al respecto, el ministro del Interior, Daniel Vaillant, acusó a quienes barajan una hipótesis de atentado de querer crear una «psicosis». La hipótesis del atentado cobró especial fuerza en los medios de comunicación durante los últimos días, al conocerse que uno de los muertos en la explosión, un obrero temporal franco-tunecino de la fábrica AZF, llevaba varias capas de ropa interior y dos pantalones, al estilo de los «kamikazes islámicos», según el diario «Le Figaro» del pasado jueves.