Los vecinos precisaron recientemente la intervención de la Policía Local.

Un grupo de vecinos de Can Escandell ha denunciado ante el juzgado y la conselleria de Benestar Social la difícil situación que se vive en este barrio por la continua actitud de una persona, un joven de unos 30 años, que según todos los indicios tiene sus facultades mentales perturbadas y que ha protagonizado ya varios capítulos violentos, entre ellos la quema de un coche de alquiler y altercados con los residentes del lugar. Los vecinos hacen constar en un extenso escrito que han enviado a los citados organismos, además de la dirección de la planta de psiquiatría del hospital de Can Misses, su preocupación no sólo por el temor que experimentan las familias, algunas con niños pequeños, sino también por la misma situación de desamparo que atraviesa dicha persona, una persona que sólo tiene a su madre, de avanzada edad, y a un tío de 70 años con problemas de corazón.

Los sucesos que se viene produciendo en este vecindario cada vez son más graves. El último destacable tuvo lugar a finales del pasado mes de septiembre cuando se requirió la presencia de la Policía Local tras escucharse gritos y golpes en la casa del perturbado. Éste llegó a encerrar a la madre, que estaba de visita en la casa. Tras ser convencido por la policía para que abriera la puerta, se logró que dejara salir a su madre, la cual tuvo que ser llevada al hospital al presentar una fuerte brecha en la cabeza y varios hematomas. Al parecer, éste intentó ahogarla durante la discusión con una toalla. Según lo recogido, la propia mujer, no quiso presentar denuncia y aseguró que se había caído. Su hijo, durante este intervalo y antes de que los agentes le convencieran para que abriera la puerta, se limitó a decir que se había cargado al demonio.

La situación de inseguridad en la que viven los vecinos no sólo se vive de puertas para adentro. Los residentes en la zona temen que cualquier día dicha persona cumpla las amenazas que vierte, cada vez con más frecuencia, cuando cree ser un agente secreto y poseer una laboratorio en su domicilio, según lo que él mismo dice. Durante estos accesos el perturbado grita que todo es suyo y que algún día va a volar el edifico con una bomba o con una explosión de gas. «Decía que allí sólo viviría él, que estaba dispuesto a poner una bomba y hundirlo todo antes de que allí viviera nadie; decía que él era agente secreto y espía y que íbamos a morir todos. Nos amenazó asegurando que él haría justicia», reza el escrito presentado en el que se informa de lo que está ocurriendo.

Los vecinos buscan soluciones para esta situación y se preguntan si no sería lo mejor para todos, incluido para el perturbado, si no se tomas las medidas oportunas para su ingreso en un centro psiquiátrico donde pueda estar permanentemente atendido, algo que se ha producido eventualmente y, al parecer, sólo cuando el propio enfermo ha pedido ir a Can Misses después de que él mismo se de cuenta de su precario estado de salud mental.