Una manifestación con momentos tensos. Foto: MARCO TORRES.

Gritos ante la puerta de los juzgados, encontronazos, la calle cortada y funcionarios «retenidos» mientras la policía y la vigilancia privada del edificio protegían la entrada a la puerta del inmueble. Esto fue lo que ocurrió a primera hora de la tarde de ayer en la Avenida Isidoro Macabich después de que cerca de 200 personas se congregaran para protestar por la decisión de poner en libertad al hombre que presuntamente el pasado fin de semana huyó tras arrollar en el cruce de Platja d'en Bossa a un joven motorista de 18 años que continúa debatiéndose entre la vida y la muerte.

La indignación popular, desbordada en ocasiones, se serenó poco después de las tres de la tarde después de que los mismos jueces, incluida al parecer la juez que decretó la libertad, se reunieran con un portavoz de los manifestantes y le explicaran que la libertad del sospechoso estaba sujeta a medidas cautelares que evitarán el riesgo de fuga y pendiente de un proceso ineludible que, de confirmarse todos los indicios, le llevarían a sentarse en un banquillo con acusaciones que podrían llevar penas de prisión.

Los manifestantes, familiares y amigos de Raúl C.C., el joven de 18 años que ayer continuaba en estado muy grave, se reunieron sobre la una y media de la tarde en la plaza de sa Graduada. Desde allí, provistos de pancartas para hacer patente sus protestas, se desplazaron hasta la misma puerta de los juzgados. «Omisión del deber SOS. Intento de asesinato» «Joachim Martin, la justicia no se vende» o «Justicia para Raúl y cárcel para Joachim» son algunas de las consignas que exhibían en las citadas pancartas. La manifestación continuó con gritos que mostraban la impotencia de la gente. «Sino va la cárcel, irá a la tumba», lema que fue coreado y aplaudido como otros tantos que fueron seguidos por la multitud durante los minutos que siguieron a la concentración.

El dolor de los familiares y allegados más directos del joven siniestrado se intentó llevar a dentro del edificio, hecho que fue impedido después de que incluso policías con uniforme de gala que se hallaban en Comisaría celebrando la festividad de los Santos Angeles Custodios, patrón de la policía, tuvieran que acudir de refuerzo. Durante unos momentos, incluso, se registró algún que otro empujón y conatos de violencia. De hecho, se llegó a desinflar la rueda de al menos un vehículo policial.

Todo quedó aclarado después de que diera directamente las oportunas explicaciones el propio juez José Espinosa, responsable del juzgado de Instrucción número 2 de Eivissa y magistrado a quien suplía una juez sustituta cuando se tomó la decisión de poner en libertad vigilada a Joachim Martin T., el alemán residente en Jesús detenido por la Guardia Civil de Tráfico como presunto autor de un delito de deber de socorro y de los que pueden derivarse también cargos de homicidio imprudente en el caso más extremo. El juez Espinosa se hallaba fuera y acudió al juzgado al conocer lo que estaba pasando. «Esto va lento y tiene sus plazos. Pero se está haciendo algo y así me lo han explicado». De esta manera, megáfono en mano, apaciguó Francisco Munuera a las personas reunidas ayer por la mañana, una concentración que tuvo precisamente su preludio durante la noche de anteayer después de que un grupo de jóvenes motoristas estuviera también frente a la puerta de los juzgados.

Joachim M. T., con arraigo en Jesús y detenido al llegar a su casa tras ser identificado como el conductor del coche propiedad de su mujer, que arrolló al motorista, quedó libre el domingo después de que no se solicitara prisión preventiva para él.