La imaginación ha producido grandes obras. El ingenio humano ha
permitido superar dificultades y afrontar adversidades y, además,
salir más o menos indemne de ellas. Pero la imaginación no tiene
por qué ser siempre usada de un modo 'lícito', tal y como
demuestran casi a diario en Eivissa y Formentera los
narcotraficantes, ideando nuevos modos para hacer llegar la droga a
su destino. Llevar la droga escondida en el interior del propio
cuerpo, en una bolsa de viaje, en el maletero del coche u oculta en
un barco son métodos a los que casi podríamos considerar clásicos
y, como si de auténticos creadores se tratara, los delincuentes
intentan ir un poco más allá, originando nuevos modos de burlar la
vigilancia de las fuerzas de seguridad.
Al tratarse de islas, lo que impide lo que podría ser un
'tranquilo' transporte por carretera para llegar a ellas con la
mercancía, los narcos rizan el rizo de la creatividad. Hace pocas
semanas, los marcos de un cuadro de dudosa calidad escondían en su
interior una interesante sorpresa para la policía: 28.000
comprimidos de éxtasis perfectamente envasados y con papel de calco
recubriendo las bolsas para impedir su detección. Aunque no es el
caso más sorprendente. Volviendo la mirada en el tiempo, y
situándonos en el mes de agosto de 1998, encontramos 4'750 kilos de
cocaína que llegaron a Eivissa desde Venezuela, con destino a un
herbolario de la isla, ocultos en dieciocho jarras de artesanía. El
ingenio tampoco logró despistar a la ley y, así, un agente
disfrazado de cartero fue el encargado de entregar el paquete a su
destinatario.
El correo, como puede comprobarse, es uno de los métodos más
utilizados. En noviembre de 1999 llegaba a Eivissa un envío desde
Medellín (Colombia) conteniendo un aerosol de almidón manipulado
para albergar en su interior 580 gramos de cocaína. O los 900
gramos de esta misma sustancia que llegaron a Eivissa en abril del
mismo año desde Miami (EE UU) ocultos en dieciocho rollos de cinta
aislante. La inocencia de un juguete es utilizada en ocasiones para
burlar los controles: relojes, peluches, muñecas, cualquier tipo de
objeto infantil que pueda albergar algún tipo de sustancia ha sido
utilizados ya alguna vez por los narcos.
La imaginación de los traficantes y los vendedores a pequeña
escala no presta siempre tanta atención a la elaboración del
engaño. A veces, una simple bolsa de patatas fritas puede cumplir
el cometido: el pasado año, tres británicos fueron detenidos en
Port d'es Torrent al ser sorprendidos con 910 éxtasis en una de
estas bolsas, como si de simples aperitivos se tratara. Una buena
zona boscosa ofrece también una buena cobertura, aunque no para los
tres tiqueteros británicos que fueron detenidos en 1999 acusados de
ocultar en tres escondites rurales de Sant Antoni 1.658
éxtasis.
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