La Guardia Civil y el resto de fuerzas policiales han intervenido en dos ocasiones este verano con actuaciones en las que se han puesto fin a fiestas ilegales, aparte del dispositivo que recientemente se montó en Benirràs y otros servicios que se prestaron por quejas vecinales, algunas de las cuales hacían referencia a molestias ocasionadas por un grupo de personas, no muy reducido, que contaba con autorización. Otras intervenciones de control se han realizado en actos organizados claramente por locales que aprovechas sus espacios públicos y que terminan provocando múltiples reclamaciones vecinales.

La primera fiesta desmontada fue en Aigües Blanques en julio. Más de 300 personas permanecían en una fiesta que, como casi todas, había comenzado de noche. En la actuación se requisó un catamarán y el equipo de música tuvo que ser sacado de la zona en barco. Luego vino Santa Agnès, que finalizó al morir en un accidente Pablo Javier Branda.

Lo averiguado por este periódico indica que desde entonces al menos ha habido otras cuatro grandes fiestas hasta la fecha durante este verano. Casi todas fueron en la zona de Portinatx. Nadie intervino porque no fueron detectadas. No hay ni rastro de estos eventos. Como ocurre siempre, y es algo constatado por las propias fuerzas policiales, las zonas quedan completamente limpias, recogidos todos los desperdicios de la «acampada».