25/08/01 0:00
EFE-WASHINGTON
La controversia sobre la pena de muerte en EE UU se agitó ayer de
nuevo tras la puesta en libertad de un hombre -gracias a la prueba
de ADN-, que durante casi 18 años estuvo a espera de ser ejecutado
por un crimen que no cometió. Charles Fain, de 52 años, un veterano
de la guerra de Vietnam que subsistía haciendo «cualquier trabajo
honrado», fue condenado a muerte el 24 de febrero de 1982 por la
violación y asesinato de la niña Daralyn Johnson, de 9 años, en
Nampa, Idaho. Fue hallado culpable a pesar de que se había radicado
en esa pequeña ciudad pocos días después del secuestro de la menor,
y de que los resultados de la prueba del polígrafo o detector de
mentiras le fueron favorables.
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