El canciller alemán estuvo de vacaciones en Mallorca el verano pasado.

O.D./ R.S. El servicio de protección alemán que valoró que la isla no contaba con la seguridad necesaria para la integridad del canciller Gerhard Schroeder, lo hizo de incógnito o al menos no comunicó a nadie oficialmente que preparaban el terreno para la visita del cargo germano. Es más, extrajeron sus conclusiones sin pedir ningún informe a las autoridades españolas. La propia directora insular, Marienna Sánchez Jáuregui, aseguró ayer que oficialmente ni siquiera se tenía constancia de que guardaespaldas alemanes habían visitado en abril la finca de Can Curreu, uno de los mejores hoteles de la isla, y que se hubiera enviado hace tres semanas un fax a la dirección de este establecimiento justificando la anulación de la reserva concertada al cuestionar la seguridad de Balears, justo con motivo de las últimas amenazas de la banda terrorista ETA.

Sánchez Jáuregui, preguntada por este particular, comentó que no se trataba de cuestionar la «investigación» alemana y que al no saberse ni pedido nada oficialmente parecía que ésta no había podido ser muy objetiva. «Los medios de seguridad, si se solicitan, existen. No ha habido comunicación sobre este asunto de ningún tipo», concluyó. Las autoridades alemanas en España primero intentaron desmentirlo todo y luego, al hacérseles ver de la existencia de un fax de cancelación de la visita que iba a hacer en julio , recularon y señalaron que según sus noticias el canciller sólo tenía previsto ir a Italia.

«No es oficial, no existe». Así, con la más pura mentalidad germánica, comentó la embajada de Alemania en España, en primera instancia, la noticia de que Gerhard Schroeder decidiera anular a última hora su visita de un mes a Eivissa. El jefe de prensa de este organismo en Madrid dijo primero que no era verdad, luego que esas no eran sus noticias y más tarde, precisó aún más, al señalar que lo único que conocía era que Schroeder iba a ir a Italia, comentario que llegó a precisar todavía más alegando que sólo eran rumores. El consulado germano en Barcelona, por su parte, se limitó a declinar dar cualquier información cuando se le comunicó la información publicada por este periódico sobre el viaje del político germano.