ÓSCAR DELGADO La falta de garantías para su seguridad ha sido el motivo que ha alejado al canciller alemán Gerhard Schroeder de una estancia vacacional en Eivissa. El presidente reservó una habitación para todo el mes de julio en la casa de turismo rural Can Curreu, ubicada en el municipio de Santa Eulària, muy cerca de Sant Carles de Peralta. Las amenazas terroristas que llegaron después localizadas hacia Balears han sido el desencadenante que ha propiciado la negativa de Schroeder. Tres semanas antes de que la finca rural Can Curreu estuviera lista para recibir al cabeza visible alemán recibió la negativa vía fax.

Como afirmó el gerente del establecimiento hotelero, Vicente Marí, «hace dos o tres meses que teníamos todo listo para que el canciller se hospedara aquí el mes de julio. Hasta que ocurrió la amenaza terrorista en Balears, que provocó la marcha atrás de Schroeder. Varios guardaespaldas estuvieron en el mes de abril durante una semana estableciendo los puntos de seguridad. «Su principal demanda fue que les garantizáramos que los paparazzi no podrían fotografiar a la familia Schroeder cuando estuvieran en la piscina.

Se comprometieron incluso a pagar ellos una valla que protegiera de la amenaza de las cámaras indiscretas. También comprobaron la situación de las casas cercanas a Can Curreu», explicó el gerente. El fax con su negativa que remitió el canciller lo recibió, según apuntó Vicente Marí, la directora de Ultramar, Marga Perelló, que también estuvo en las instalaciones de la finca supervisando la seguridad en compañía del gerente y de los guardaespaldas del primer ministro.

En el comunicado Schroeder expresaba el por qué de su decisión de última hora, que descansó en la falta de seguridad que ofrecían las Balears ante una amenaza terrorista como la que ETA difundió hace dos meses.