La falta de garantías para su seguridad ha sido el motivo que ha
alejado al canciller alemán Gerhard Schroeder de una estancia
vacacional en Eivissa. El presidente reservó una habitación para
todo el mes de julio en la casa de turismo rural Can Curreu,
ubicada en el municipio de Santa Eulària, muy cerca de Sant Carles
de Peralta. Las amenazas terroristas que llegaron después
localizadas hacia Balears han sido el desencadenante que ha
propiciado la negativa de Schroeder. Tres semanas antes de que la
finca rural Can Curreu estuviera lista para recibir al cabeza
visible alemán recibió la negativa vía fax.
Como afirmó el gerente del establecimiento hotelero, Vicente
Marí, «hace dos o tres meses que teníamos todo listo para que el
canciller se hospedara aquí el mes de julio. Hasta que ocurrió la
amenaza terrorista en Balears, que provocó la marcha atrás de
Schroeder. Varios guardaespaldas estuvieron en el mes de abril
durante una semana estableciendo los puntos de seguridad. «Su
principal demanda fue que les garantizáramos que los paparazzi no
podrían fotografiar a la familia Schroeder cuando estuvieran en la
piscina.
Se comprometieron incluso a pagar ellos una valla que protegiera
de la amenaza de las cámaras indiscretas. También comprobaron la
situación de las casas cercanas a Can Curreu», explicó el gerente.
El fax con su negativa que remitió el canciller lo recibió, según
apuntó Vicente Marí, la directora de Ultramar, Marga Perelló, que
también estuvo en las instalaciones de la finca supervisando la
seguridad en compañía del gerente y de los guardaespaldas del
primer ministro.
En el comunicado Schroeder expresaba el por qué de su decisión
de última hora, que descansó en la falta de seguridad que ofrecían
las Balears ante una amenaza terrorista como la que ETA difundió
hace dos meses.
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