Organizaciones empresariales de Sant Antoni reaccionaron ayer con
indignación al conocer el último capítulo de violencia habido en
esta localidad por problemas derivados de la venta ambulante
ilegal, una situación que se ha agravado al mezclarse también con
la delincuencia británica. De esta preocupación participan muchos
de los vecinos encuestados por este periódico, que mostraron su
temor a que todo desencadene en una situación de inseguridad que,
según algunos, ya se está produciendo.
La Pimeef , en su reunión ayer con el alcalde Antoni Marí Tur,
también instó, una vez más, a tomar medidas concretas, haciendo
expresa mención al peligro de una lucha entre los grupos de
africanos y británicos por el tráfico de drogas. Todas las
organizaciones de las que este periódico recogió información están
dispuestas a mantener nuevas reuniones con representantes de la
Delegación del Gobierno, municipales y policiales para exigir
soluciones inmediatas. En todas los escritos y conversaciones se
hace hincapié en el extremo de que ya no bastan «las palabras y las
buenas intenciones».
La Asociación de Establecimientos Turísticos de Entretenimiento
de la Bahía de Portmany volverá a presentar denuncias ante los
ayuntamientos de Sant Antoni y Sant Josep, Dirección Insular e,
incluso, en Costas. La Associació d'Empresaris de Comerç de Sant
Antoni emitió un duro comunicado en el que se señalaba, entre otros
puntos, que no se iba a «consentir que Sant Antoni se convierta en
la institucionalización de la ilegalidad y la delincuencia».
Francisco Vallespir, presidente de la Asociación de Empresarios de
Alojamientos Turísticos, señaló que la «situación se ha desbordado
y que hay que hallar solución a corto plazo». «Se está dando una
imagen de ghetto», añadió.
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