Los coches policiales evidenciaban el fin de una fiesta ilegal. Foto: VICENÇ FENOLLOSA

Fin de fiesta en Aigües Blanques a primera hora de la mañana después de una noche presumiblemente agotadora de música trance y techno vomitada desde ocho potentes altavoces a pie de playa.

La quejas de los vecinos ya habían empezado durante la madrugada pero hubo que esperar a la llegada del sol para poder localizar e intervenir policialmente en el sitio donde se calcula que se habían reunido al menos unas 300 personas, casi todos turistas extranjeros.

Los participantes contaron con el apoyo de una embarcación, aunque las fuentes consultadas no descartan que se hubieran utilizado más barcos para llevar a la gente a lugares de difíciles acceso. La Policía Local y la Guardia Civil de Santa Eulària intervinieron concretamente contra un catamarán que según los indicios estaba siendo utilizado por los organizadores como «puente» para facilitar los traslados de los participantes en las fiesta a lo lugares más recónditos.

Los agentes contaron posteriormente con otra embarcación que fue utilizada para poder llevarse de Aigües Blanques el equipo de música que se estaba empleando y que fue retirado precintado después de que tuviera lugar la actuación policial, una medida necesaria ante la imposibilidad de retirarlo por tierra. La Policía Local de Santa Eulària custodia ahora el equipo hasta que se decida qué hacer con él.