EFE-NUEVA DELHI
El titular de Interior del Gobierno del Estado noroccidental indio de Gujarat, Harem Pandya, informó ayer de que los fallecidos por el seísmo eran cinco mil, pero esa cifra puede llegar a 10.000, según los cálculos más pesimistas.

El número de heridos es de 33.000, según fuentes oficiales que citó la agencia estatal PTI, 30.000 de ellos en el distrito de Kutch, una zona desértica en la frontera con Pakistán, donde se situó el epicentro del temblor. Hasta ayer los equipos de rescate recuperaron 2.500 cadáveres de entre las montañas de escombros a que han quedado reducidos los edificios derribados por el seísmo, que tuvo 6'9 grados en la escala de Ritcher y es el mayor de los que ha sacudido la India en los últimos 50 años.

El primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, se lamentó de que siga sin saberse con exactitud el número de muertos, mientras los responsables del socorro creen que se necesitarán varios días para conocer la verdadera magnitud de la tragedia. Mientras tanto, los equipos de salvamento, ayudados por unos 5.000 soldados, continúan sin descanso las faenas de rescate en un ambiente de caos y confusión, y entre las quejas de muchos afectados de que siguen sin recibir ayuda. Los hospitales locales están abarrotados de heridos y, aunque se utilizan los centros sanitarios militares, ha habido quejas de que algunos damnificados fallecieron por falta de asistencia médica. El Gobierno envió a la zona del seísmo maquinaria para buscar posibles víctimas bajo los escombros de cientos de viviendas que se derrumbaron y dejaron sepultadas a miles de personas.

Muchos lugares siguen aislados y los ciudadanos sólo cuentan con palas e incluso sus propias manos para buscar a las posibles víctimas bajo los escombros, además de que a dificultar más el rescate contribuyen los cortes de las líneas telefónicas y del fluido eléctrico. Además, existe el temor de que se produzcan nuevas sacudidas en las zonas ya devastadas por el seísmo. El departamento sismológico del Centro para la Investigación Atómica Bhabha, en Bombay, registró al menos 188 temblores desde el devastador seísmo que sacudió este Estado el viernes. Muchos ciudadanos pasaron la noche a la intemperie, desafiando los 7 grados centígrados de temperatura por temor a quedar sepultados por nuevos temblores y otros a la espera de saber la suerte de sus hijos enterrados bajo los escombros de sus colegios.