Más de 10.000 personas perdieron sus viviendas en Comasagua, en el
centro de El Salvador, y han decidido vivir en las calles ante el
temor a un nuevo terremoto como el que asoló el país el sábado
pasado. Comasagua, a unos 28 kilómetros de la capital salvadoreña,
es la segunda zona más afectada del país y ha sufrido avalanchas de
tierra por los últimos temblores de hasta 4'9 grados que se
registraron el martes.
Aunque en las últimas horas no se han producido réplicas
importantes, las más de mil contabilizadas desde el sábado han
provocado nuevas avalanchas en los alrededores de la comunidad.
Abrigada por la Cordillera del Bálsamo, esta comunidad cafetalera
de 13.000 habitantes, se ha convertido ahora en una gran escombrera
en la que sólo se mantienen en pie las fachadas de algunas casas,
en su mayoría de lámina y madera.
El 90 por ciento de las viviendas sucumbió al terremoto del
pasado sábado y las avalanchas de los cerros del Bálsamo taparon
completamente la carretera de acceso a Comasagua, que anoche fue
abierta por el Ejército con máquinas excavadoras. Durante cuatro
días, los vecinos sobrevivieron sin luz, sin teléfono y sin agua
potable, con la ayuda que llegaba en helicópteros del Ejército
salvadoreño y algunas organizaciones civiles.
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