Mohamed A., el hombre acusado de causar la muerte de Ana Torres
tras provocarle quemaduras en el 90 por ciento del cuerpo, mantuvo
ayer ante el juez que es inocente. El detenido, que fue interrogado
en el Hospital General de Palma donde está ingresado con quemaduras
en los brazos y en la oreja, dice que fue un accidente, pero que no
lo provocó él, sino que fue la propia víctima.
El juez Antonio Garcías, del juzgado de instrucción número 7 de
Palma, sospecha que el marroquí quemó a la mujer porque ella tenía
intención de romper la relación sentimental. Fuentes próximas al
caso confirmaron que el detenido ha negado esta acusación y
sostiene que la mujer, no sólo no quería romper la relación que
mantenían desde hacía diez años, sino que se quemó por accidente.
Mohamed mantuvo ayer que un bote de cola, que utilizaba en su
trabajo, cayó accidentalmente sobre una estufa. Debido a que Ana
estaba cerca y fumaba, se quemó. El detenido asegura que él intentó
ayudarla y también se quemó, pero no pudo hacer nada para sofocarle
las llamas que cubrían el cuerpo de Ana. Mohamed sostuvo que fue él
quien consiguió abrir la puerta para que la joven saliera a la
terraza, porque en su casa guardaba varias bombonas de butano, y
temía que se produjera una deflagración.
La versión que mantuvo el detenido no coincide ni con el informe
forense ni con las declaraciones de varios testigos. La autopsia al
cadáver, que ayer fue trasladado de Barcelona a Palma, ha
confirmado que Ana Torres presentaba dos hematomas en la cabeza y
que ambas lesiones eran mortales. Sin embargo, el detenido dijo
ayer al juez que los golpes se los produjo ella misma. «Intentó
abrir una puerta que estaba atascada y se golpeó la cabeza». La
policía ha tomado declaración a un testigo que afirma que vio al
marroquí arrojando un líquido espeso (podría ser la cola) sobre la
mujer cuando estaba envuelta en llamas. La policía también halló
restos de sangre en el taller, que son de Ana. El marroquí niega
esta secuencia de los hechos y afirma que la mujer no le dijo
«¿porqué me has hecho esto?», sino que le gritaba «morito,
ayúdame».
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