Muchas de las detenciones se debieron a horas de vigilancia de las fuerzas policiales.

Fraudes millonarios, asuntos de tratas de blancas mezclados con hechos criminales, robos a mano armada y tráfico de drogas a gran escala. Son algunas de las razones por las que una decena de ciudadanos extranjeros han sido detenidos este año en Eivissa después de que se les localizara en la isla cuando pesaba sobre ellos una orden internacional de busca y captura.

Los sospechosos, en su mayor parte de nacionalidad alemana, habían escogido la isla para ocultarse en un intento por eludir responsabilidades, aunque alguno de ellos contaban con residencia fija en Eivissa. El italiano G.C.L., localizado y arrestado la semana pasada por la Guardia Civil implicado en un presunto fraude multimillonario con subvenciones de la UE en un caso que motivó el traslado de agentes de la Gendarmería francesa a la isla, ha sido la última persona de la lista cuyas circunstancias corresponden a estas características. El fraude en su conjunto era de miles de millones, según todas las fuentes.

La primera detención notoria, sin embargo, tuvo lugar en febrero y también fue por una estafa. Agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Comisaría de Eivissa soprendieron al alemán W.J.G., a quien se le imputaba en su país un fraude de producción y venta de simuladores de tarjetas telefónicas que se evaluó en 190 millones de pesetas. El sospechosos estaba reclamado por un tribunal de Wuzburg después de que la compañía Deutschen Telekom AG interpusiera una denuncia. Se da la circunstancia de que el mismo individuo, con antecedentes por evasión fiscal, fue detenido en Eivissa por la policía en 1998 por otra estafa similar que le imputaban las autoridades húngaras.

La policía, gracias a los datos facilitados por el servicio Interpol, dio en abril con dos alemanes y un yugoslavo considerados en el país germano como «violentos y habitualmente armados». Todos eran buscados por asuntos de robos, entre ellos uno cometido en el Volksbank Frankfurt, una caja de la ciudad de Frankfurt Am Main. Otro de los acusados estuvo implicado en la venta de coches robados de alto lujo y a los tres se les vincula con «negocios» de tratas de blancas en España y Alemania.