Los pilotos del Concorde de Air France que se estrelló poco después
de despegar del aeropuerto Roissy-Charles de Gaulle de París el
pasado 25 de julio, cometieron un error en el despegue, tras
advertir que el avión estaba en llamas, según los abogados de una
de las víctimas del siniestro.
Basándose en el informe preliminar de la Oficina de
Investigación de Accidentes (BEA), los abogados Guy Michel Ney y
Gérard Francois Samet afirmaron en una carta enviada al presidente
de ese organismo, Paul Louis Arslanian que los pilotos detuvieron,
contrariamente a lo que marcan las reglas, el motor número dos del
supersónico en la operación del despegue. La BEA reconoció que la
detención del motor número dos no fue conforme al código de
pilotaje ya que «en caso de alarma de incendio en el despegue, no
se para un motor antes de que el aparato esté a una altura de 400
pies» (122 metros) de altura. El Concorde siniestrado se estrelló
dos minutos después de despegar en llamas contra un hotel de la
localidad de Gonesse, lo que provocó la muerte de sus 109 ocupantes
y la de otras cuatro personas que se encontraban en el hotel.
Los abogados explicaron que si el motor número dos hubiera
seguido funcionando, el avión podría haber ganado altura y se
habría podido intentar un aterrizaje de emergencia en el vecino
aeropuerto de Le Bourget. Sin embargo, algunos expertos
aeronáuticos rechazan las tesis de los dos abogados y argumentan
que «la tripulación hizo todo lo que hacía falta para evitar el
siniestro».
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