Un momento de la rueda de prensa informativa ofrecida ayer en la Conselleria de Treball del Govern balear.

Alrededor de una treintena de ciudadanos de Baleares se encuentran encarcelados en prisiones del extranjero, la mayoría de las veces en condiciones «muy pésimas», lejos de sus familias y con escapas posibilidades de una defensa efectiva, según explicó ayer la consellera de Bienestar Social, Fernanda Caro.

La consellera participó en una jornada informativa sobre la situación de los condenados españoles en el extranjero, a la que también asistió el presidente de la Asociación para la Ayuda de Presos Españoles en el Extranjero (APEX), Joaquín Bravo. Caro se refirió al hacinamiento en la que viven los presos en muchos países, sobre todo de Sudamérica, a la falta de asistencia sanitaria, al desconocimiento del idioma, las agresiones y, en general, a las «muy pésimas» condiciones en la que se encuentra gran parte de este colectivo, «pendiente de que un sistema judicial desconocido decida sobre su futuro».

En total, casi 1.500 reclusos españoles -entre ellos 200 mujeres- están encarcelados en prisiones de 60 países del mundo, en el 74 por ciento de los casos por delito relacionados con el tráfico de drogas. Bravo explicó que la APEX efectuará una encuesta entre todos los reos españoles encarcelados en el extranjero para conocer su situación exacta, el tipo de pena, si reciben asistencia sanitaria y consular o si tienen apoyo económico de su familia.

Los resultados de este estudio se harán llegar a la ponencia del Senado que estudia la situación de los presos, a fin de determinar si existen fórmulas para mejorar sus condiciones de vida. «Para muchos condenados -dijo- éste es su primer y último delito, que suelen pagar muy caro, porque las condenas son muy fuertes y las cárceles muy malas».