Operaciones de rastreo a principios de abril en la costa de Sant Miquel en busca del buceador desaparecido.

J.J.MONERRI La familia de Javier Planells Roig, el ibicenco de 21 años que desapareció ahora hace casi tres meses cuando practicaba submarinismo en la costa de Sant Miquel, se halla a la espera de saber con certeza si un cuerpo aparecido hace seis días en aguas de Valencia corresponde al del joven buceador. Todo apunta en principio a esta posibilidad por el tiempo que se supone llevaba el cadáver en el mar y por la coincidencia de una operación que sufrió en el brazo la persona que ha sido hallada, al igual que Javier Planells.

La investigación se está centrando en torno a la Comisaría de Quart de Poblet después de que un helicóptero de la Marina francesa trasladara el cadáver al aeropuerto de Manises y lo pusiera a disposición de la policía. Los restos fueron hallados el pasado día 22 flotando mientras se desarrollaban los ejercicios «Eolo 2000», unas maniobras internacionales que han reunido en la costa de Levante a 40 barcos de guerra y a 60 aviones, 50 de ellos helicópteros. El cuerpo fue trasladado para practicársele la autopsia. La Guardia Civil de Valencia, en las horas siguientes al hallazgo y tras sopesarse ya la posibilidad de que fuera el buceador de Eivissa, requirió todo tipo de información ampliatoria sobre la desaparición del submarinista de Jesús, así como cualquier característica y parte médico que pudieran servir para identificarle.

En este sentido, se cree que todo se confirmaría en caso de que se demuestre que el tipo de cirugía que se le realizó a Planells Roig corresponde con total seguridad con la del cuerpo descubierto frente a las costas valencianas. La búsqueda de Javier Planells se vio muy dificultada desde el primer día que se tuvo conocimiento de su ausencia por el temporal que comenzó a azotar las costas de Eivissa. Pese al intenso rastreo llevado a cabo por mar y por tierra -tanto desde entidades oficiales como de particulares- sólo se pudieron encontrar efectos dejados por el buceador en los primeros días y ya en mayo, en aguas de Santa Eulària, una boya y un fusil propiedad del submarinista.