Un vecino de Sant Antoni se sentó ayer en el banquillo para
enfrentarse a los tres años de cárcel que le pide el ministerio
público por un presunto delito de estafa cometido después de que
éste entregara un talón sin fondos por valor de 143.000 pesetas
tras adquirir distinta maquinaria de cafetería en un almacén de
Eivissa.
La fiscalía decidió mantener la acusación contra A.T.C. pese a
que la afectada indicó que la deuda estaba ya saldada, pago que se
realizó días después de que el talón, dado en garantía, fuera
devuelto por el banco y de que se realizaran múltiples llamadas
anteriores para intentar localizar al acreedor.
La defensa pidió la absolución al entender que no hubo ánimo de
lucro ni de engaño porque para ello se entregó un cheque del que se
sabía que estaba sin fondos y para el cuál se habían pactado
determinadas condiciones. En este sentido, la defensa destacó que
este talón, que debía cobrarse tres meses después en el caso de no
abonarse el efectivo, se intentó cobrar once meses después de
cerrar el trato.
El ministerio público, por contra,consideró probado que el
acusado, con antecedentes penales por otro caso de estafa, en todo
momento llevó a cabo una presunta actividad fraudulenta
directamente dirigida al engaño y que precisamente por ello dejó
sin fondos la cuenta donde se debía cargar el cheque.
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