El Ayuntamiento de Sant Antoni dio ayer un paso adelante en su lucha contra el turismo de borrachera desgranando las medidas que se pondrán en marcha el año que viene como consecuencia de la declaración del problemático West End como Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE). La más importante, la limitación de horarios para todos los bares, restaurantes, bares musicales, cafés concierto o discotecas de la zona que deberán bajar la persiana a las 3 de la madrugada.

Las terrazas se tendrán que retirar a las 23 horas, al igual que la venta de comida y bebida a través de ventanilla que quedará prohibida a partir de esa hora para evitar colas y aglomeraciones de gente que provoquen ruido.

En la presentación de esta batería de medidas, el alcalde de Sant Antoni, Pep Tur ‘Cires’, justificó la declaración del West como ZPAE argumentando que se trata de la zona del municipio con mayor número de personas afectadas por el ruido, cuyo límite está establecido en 55 decibelios en horario nocturno. En el caso del West End, un total de 147 personas aproximadamente sufrirían por las noches ruidos de 85 decibelios de media, con picos de 90 y 100. «Equivale a un tren de la Renfe al lado de la cama», explicó el concejal de Medi Ambient, Pablo Valdés.

Estos datos proceden de los resultados de un centenar de mediciones que se hicieron en el verano de 2016 y que forman parte de un estudio que el Consistorio decidió encargar tras comprobar que el mapa de ruido hecho en 2014 durante la anterior legislatura era «insuficiente» por no contemplar el ruido procedente del ocio. A estos datos se sumaron los recogidos este verano en las mediciones realizadas ininterrumpidamente durante dos semanas.

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La concejala de Activitats, Cristina Ribas, anunció además que, a partir de la aprobación del West End como ZPAE, ya no se concederán más licencias para abrir nuevos locales de ocio nocturno en la zona. Además, todos los locales de este tipo que, hasta ahora, no tenían obligación de tener limitador de ruidos deberán instalarlo y conectarlo con el servidor del Ayuntamiento, lo que le permitirá conocer sus sonometrías en tiempo real.

Los bares musicales, cafés conciertos, discotecas y salas de fiesta tendrán como únicas aperturas la puerta principal y las de emergencia que, además, deberán ser dobles. Las ventanas se tendrán que sellar herméticamente, por lo que se tendrán que instalar sistemas mecánicos de ventilación.

Este paquete de medidas se aprobarán en diciembre en el pleno del Ayuntamiento de Sant Antoni, por lo que estarán en vigor a partir del próximo mes de febrero una vez que se aprueben definitivamente tras el periodo de exposición pública y resolución de alegaciones.

Los locales que tengan que hacer obras para adaptarse a la nueva normativa tendrán un periodo de seis meses. De hecho, el Ayuntamiento pondrá en marcha a principios del próximo verano una campaña para comprobar que los negocios cumplen con lo que marca la ley. Cualquier infracción que realicen será considerada grave y podrán comportar la suspensión de su actividad.

El alcalde recordó que la concentración de locales de ocio en el West ha provocado la devaluación de la zona y de todo el municipio y confió en que estas medidas «hagan posible que otras formas de economía más sostenibles y respetuosas se instalen allí».