Placas en la Catedral en recuerdo a los asesinados en los ‘Fets del Castell’ del 13 de septiembre de 1936. | DANIEL ESPINOSA

El Obispado de Ibiza y Formentera ha recibido el encargo del Vaticano de identificar los cuerpos de los 21 sacerdotes que fueron asesinados en las Pitiusas entre los meses de agosto y septiembre de 1936, periodo en el que los partidarios de la República administraron Ibiza y Formentera tras recuperarlas después del golpe de estado del 18 de julio.

Esta petición, que la Santa Sede ha hecho llegar al Obispado en una misiva escrita en latín, conllevaría la apertura de la fosa común de la Catedral, donde están enterrados la mayoría de los cuerpos de los 113 asesinados durante los 45 días que las tropas republicanas del general Bayo estuvieron en las Pitiusas y cuyos nombres figuran en la placa que esta semana ha sufrido un acto de vandalismo. Sin embargo, su identificación se presume muy complicada ya que se desconoce en qué estado se encuentran. Los restos fueron ubicados al pie de la nave de la Catedral procedentes del Cementerio Viejo de Vila, donde fueron enterrados en un principio.

La diócesis pitiusa inició en 2008 la causa de canonización «por declaración de martirio de los siervos de Dios» mediante un decreto firmado el 23 de noviembre por el obispo, Vicente Juan Segura. Con esta petición de la Santa Sede, este proceso encara su recta final que debería culminar con la beatificación de los clérigos ibicencos en un periodo de entre dos y tres años, según fuentes de la diócesis pitiusa.

En junio de 2015 el Obispado de Ibiza finalizó la fase de recopilación de toda la documentación para enviarla a la Congregación para la Causa de los Santos. Un total de 2.500 folios entre los que se encuentran una gran cantidad de testimonios y pruebas recogidas en multitud de archivos sobre el martirio de los sacerdotes ibicencos.

Los nombres

Entre los 93 masacrados en el Castillo de Dalt Vila la noche del 13 de septiembre se encontraban 18 sacerdotes. En los conocidos como los ‘Fets del Castell’ fueron asesinados los canónigos Miguel Planells Tur y José Tur Benassar; los beneficiados de la Catedral Mariano Escandell Roig y Francisco Planells Tur; Miguel Riera Bonet (vicario de Sant Elm), Andrés Tur Tur (vicario de Santa Eulària), José Ramon Escandell (párroco de Sant Rafel), José Torres Torres (párroco de Sant Francesc de s’Estany), Antonio Marí Torres (párroco de Sant Ferran), Ignacio Serra Riera (párroco de Sant Joan), José Riera Bonet (nacido en Sant Miquel), José Ferrer Guasch (párroco de Sant Elm), Antonio Cardona Vingut (párroco de Santa Gertrudis), Joaquín Cirer Sala, Antonio Ramon Orvay (ecónomo de Sant Jordi), José Tur Ferrer (ecónomo de Sant Mateu), José Serra Ribas (ecónomo de Sant Vicent) y Mariano Roig Marí (vicario de Sant Rafel).

En las primeras horas después del desembarco de las milicias republicanas fueron asesinados tres sacerdotes.

El primero fue Joan Torres Torres, de 24 años y que llevaba menos de un mes como párroco en el Pilar de la Mola. Su cadáver fue arrojado al mar.

En la iglesia de Sant Carles fue asesinado junto a su padre Antonio Tur Costa, cuyo cuerpo se encuentra en una panteón del cementerio de es Puig de Missa de Santa Eulària, mientras que Antonio Roig Guasch (párroco de Sant Francesc Xavier) fue rematado por sus captores en sa Carrossa de camino al Castillo.

LA NOTA

Unas placas que despiertan muchos recelos

La ubicación de las dos placas en la Catedral de Ibiza en memoria de los asesinados al inicio de la Guerra Civil a manos de los milicianos republicanos ha despertado siempre muchos recelos. A los pies de la talla del Cristo Yacente hoy se encuentra una placa que aboga por «buscar siempre la paz y a rezar por todas las víctimas de la guerra».

Una lápida que fue instalada en el año 2000, en tiempos del obispo Agustín Cortés y de Fanny Tur como consellera insular de Cultura, en sustitución de otra que culpaba a las ‘hordas marxistas’ de las muertes de los allí enterrados.

Hace dos años, la vicepresidenta primera del Consell, Viviana de Sans, consideró «entrañable» que la lista de los fallecidos estuviera encabezada por el banquero Abel Matutes Torres, un comentario que despertó numerosas críticas.