Imagen del incendio de esta misma semana en Santa Eulària.

Con el invierno, es habitual que se registren en viviendas particulares -principalmente casas payesas- los temidos incendios por el mal uso de chimeneas o estufas de leña. Bruno Roig, sargento jefe del Parque Insular de los Bomberos de Ibiza, reconoce que, con la llegada del frío, es muy común que se produzcan estos sucesos en casas donde se utilizan estufas de leña, sobre todo si éstas han tenido un mal mantenimiento a lo largo del año.

Una incorrecta retirada de brasas puede ser otro de los motivos que causen un incendio puesto que muchas personas las recogen de la chimenea y las depositan rápidamente en una bolsa para bajarlas después a un contenedor. Dentro, pueden volver a prender y quemar otros restos que se encuentren en ese mismo espacio.

Roig aconseja que, ante los posibles peligros, los conductos de las chimeneas se deshollinen una vez al año y se lleve a cabo un buen mantenimiento de las estufas de leña para lo cual existen artículos específicos. También, recomienda el uso de leña seca puesto que si se utilizan maderas resinosas como la de pino, éstas pueden provocar mucho hollín que se adherirá después a las paredes de la chimenea y, por tanto, puede causar una mala combustión con el evidente riesgo de incendio.

Si una persona se ve sorprendida por un fuego, el sargento jefe recuerda que, en caso de que el hogar se llene rápidamente de humo, deben cerrarse puertas y llamar de inmediato a los bomberos. Según explica, normalmente el fuego sube por el tiro de la chimenea, saliendo por la parte superior. «Nunca deben intentar apagar el fuego. Deben llamarnos a nosotros», insiste.

Si los conductos pasan a través de techos de madera, conviene que éstos estén bien aislados. En primer lugar, porque se calientan año tras año y, segundo, porque los materiales que los recubren pueden ser algas, en caso de viviendas tradicionales, y pueden ser materiales que acaben ardiendo si sube mucho la temperatura.

También es aconsejable comprobar que haya un metro de distancia entre la chimenea y otros muebles o artículos de decoración puesto que una pequeña brasa o chispa que caiga sobre ellos puede originar un fuego.

Roig recuerda la importancia de que los enchufes no estén sobrecargados y que cada aparato esté conectado a una toma. También, que los cables no estén tapados por alfombras o cortinas. «En incendios con chimenea, lo que más nos preocupa no es lo que suceda en el interior del tubo, sino el humo. Si los inquilinos se van a dormir y dejan una puerta abierta, el humo puede salir si se produce una mala combustión y llenar la casa causando una desgracia», advierte.

Según explica el sargento jefe, todos los años les visitan alumnos de más de 20 colegios de la isla a quienes repiten todos estos consejos para que los pequeños, a su vez, los transmitan a sus familias.
Adquirir detectores de humo que salvan vidas y nunca irse a dormir con la chimenea encendida son otros consejos que lanza Roig. «Nunca hay que tirar agua para apagar las brasas. Conviene hacerlo con un spray. El agua provocará que se desprenda mucho vapor a altas temperaturas y puede provocar quemaduras. Después, hay que dejar enfriar las brasas del todo», concluye.