El centro provisional de baja exigencia de sa Joveria abrió sus puertas en 2020 con la pretensión de acoger a las personas sin techo de la isla de Ibiza en los peores momentos de la pandemia de COVID-19. Con el de es Gorg entonces aún a la espera de tramitación, sa Joveria comenzó a dar servicio a los usuarios derivados desde los departamentos municipales de Bienestar Social y, desde entonces, sus habitaciones no han estado vacías en ningún momento.

«Desde hacía años se hablaba de la necesidad de un recurso para personas sin techo que están en exclusión social», ha recordado la consellera insular de Bienestar Social, Carolina Escandell, «pero esto se hizo patente a raíz de la pandemia. Hubo que habilitar un espacio para estas personas y ahí se constató la necesidad. El Consell apostó por un centro provisional hasta que se abriera el de es Gorg».
El centro tiene cabida para 56 plazas, distribuidas en siete habitaciones, dos de ellas exclusivamente para mujeres. «Las plazas para hombres están siempre ocupadas al 100%», ha asegurado Escandell, «en cuanto se libera una, los ayuntamientos siempre tienen usuarios pendientes de poder entrar. En el caso de las mujeres, la ocupación suele ser del 95%». El centro está gestionado por la Fundación SAMU. El contrato inicial era de dos años pero el Consell ya prepara la prórroga del mismo durante 12 meses más.

«Es un centro provisional», ha insistido la consellera, «pero se ayuda a la inserción aunque desde la diversidad. En es Gorg esta ayuda será más especializada. Pero en sa Joveria, hoy por hoy, se da respuesta a la diversidad». Escándela ha recordado que «hay una parte de usuarios donde la inserción es más compleja».

Sin embargo, en estos dos años han tenido también casos de éxito «muy gratificantes», en los que algunos usuarios «han podido salir de la exclusión con un trabajo y una solución habitacional».
La coordinadora de sa Joveria, Alba López, ha explicado, por su parte, que el requisito fundamental para acceder a sa Joveria es ser atendido previamente por los Servicios Sociales municipales. Una vez que estos hacen la petición, el centro «procede a dar una respuesta a la mayor brevedad». López ha señalado que sa Joveria es un espacio «que ofrece prestaciones, por un lado, de subsistencia, como la pernocta, la consigna, la higiene y la lavandería».

Pero es también un lugar «de asesoramiento y gestión de trámites sociales, así como de actividades lúdicas y formativo-educativas». La mayor parte de los usuarios son personas sin hogar «con o sin politoxicomanías activas». En sa Joveria pueden obtener «cobertura para sus necesidades básicas de alojamiento, lavandería, alimentación, consignas y duchas».
Muchos de ellos «presentan situaciones extremas de cuidado y atención básica debido al excesivo consumo de sustancias tóxicas a lo largo de su vida». Son los que plantean un mayor reto para los profesionales del centro, que se vuelcan en ellos a través de diferentes acciones: indicaciones sobre el consumo de sustancias estupefacientes, talleres de inserción prelaboral, programas de educación emocional, formación profesional con recursos externalizados como la Escuela de Adultos y los centros ocupacionales, actividades artísticas, agricultura y restauración.