Tras el verano, los agricultores de Ibiza dieron la voz de alarma ante la «muy delicada» situación del campo debido a la falta de lluvias y el agotamiento de los acuíferos. Por este motivo, y junto a la Alianza por el Agua, reclamaron «medidas urgentes» para el invierno.
Entre las propuestas, consideraron que hay que consumir más agua desalada, instalar contadores digitales para conocer el consumo real de los grandes consumidores y utilizar el agua regenerada de las depuradoras para la agricultura o limpieza de calles. Unas medidas encaminadas a preservar los acuíferos de Ibiza.
Según apuntó entonces el presidente de la Cooperativa de Sant Antoni, Toni Tur Secorrat, los agricultores estaban llevando a cabo una «planificación conservadora» de sus cultivos para la próxima temporada «porque no sabemos si tendremos agua». Otros, en cambio, directamente optaron por abandonar el campo ante las perspectivas inciertas de un sector que cada día lo tiene más difícil.
«El agua de pozo se tiene que reservar para el sector agrario, las casas diseminadas o situaciones de emergencia en verano», resumió Rafa Tur, portavoz de la Alianza por el Agua.
«Hay una falta de control desde siempre. El 84% de los pozos que se han autorizado en el último año no se han dado de alta. Esto es porque nadie lo ha inspeccionado», explicó Tur.
También en agosto se presentó en la isla la asociación ‘Unió per la Defensa de l’Aigua’ (UDA), una iniciativa surgida como respuesta a la creciente preocupación ciudadana frente a la sobreexplotación y salinización de las fuentes de agua subterráneas de las Pitiusas. Entre sus objetivos pretendían luchar contra los abusos ilegales de los pozos irregulares o la promoción de infraestructuras y políticas orientadas al uso de agua desalada con el fin de recuperar la salud hídrica de los acuíferos.
Desinflado este movimiento, algunos de sus miembros impulsaron una campaña de recogida de firmas -con más de 6.100 rúbricas registradas- que entregaron recientemente al Consell d´Eivissa solicitando una serie de medidas urgentes ante la situación de sequía. En el escrito entregado al Consell se detallaba que los firmantes eran vecinos de áreas de suelo rústico «alarmados por el progresivo e inexorable deterioro de los acuíferos de la isla».
Entre otras cosas, reclamaron al presidente insular Vicent Marí que se adopten las medidas necesarias para que el abastecimiento de los núcleos urbanos, urbanizaciones, agroturismos, y alojamientos turísticos en general se lleve a cabo con agua desalada. Incluso, consideraron que, si es necesario, debería ponerse en marcha una cuarta desaladora en la isla para poder cumplir estas medidas.
El protocolo
Con los acuíferos al 37% de su capacidad, un 10% menos que en 2023, el Consell d’Eivissa no descartó que el próximo verano deban aplicarse restricciones en la isla. Ante esta situación, el Govern, el Consell y los ayuntamientos de Ibiza firmaron un protocolo de actuaciones que se llevarán a cabo a corto, medio y largo plazo.
Así las cosas, se activarán los mecanismos municipales necesarios para incrementar el consumo de agua desalada con el fin de facilitar la recuperación de los acuíferos y «llegar en la mejor situación posible» a la temporada turística de 2025. La reducción del uso de agua dulce será progresiva. El protocolo contempla la búsqueda de los puntos por los que se filtra agua salada a las redes con destino a las depuradoras con el fin de facilitar una mejor depuración y la reutilización posterior.
Pese a las buenas intenciones, el sector primario de Ibiza y la Alianza por el Agua consideraron que las medidas planteadas y las posibles restricciones de agua el próximo verano llegan demasiado tarde. Por el momento, los acuíferos se han recuperado muy poco este otoño, según advirtieron.
«Las restricciones son la consecuencia de no haber hecho los deberes a tiempo. Ya sabíamos que teníamos una situación de sequía. No es tarde, pero nos tendremos que poner las pilas», concluyeron los agricultores, reiterando que «es una lástima que se anuncien antes las posibles restricciones y no un control exhaustivo del consumo».
Desde la institución insular explicaron también que las redes de los municipios de Sant Joan y Sant Antoni son las que menos agua pierden de la isla con un nivel de eficiencia del 92,5% y del 92%, respectivamente, mientras que las de Sant Josep y Sant Eulària son las que, además de ser las más extensas, más fugas tienen con una eficiencia del 70,5% y del 74%. En el municipio de Vila se pierde el 20% del agua que pasa por las tuberías.
Los ayuntamientos llevarán a cabo campañas de concienciación ciudadana para el ahorro del recurso.
La balsa de sa Rota
Por otra parte, la histórica balsa de Sa Rota entrará en funcionamiento el próximo mes de marzo, según las previsiones del Govern balear. El director general de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Fernando Fernández, confirmó ayer que en estos momentos se están suministrando a la balsa unos 2.500 metros cúbicos al día de agua desalada.
La previsión que se manejaba desde el principio era que entre los meses de noviembre y marzo fueran suministrados 80.000 m3 de agua solicitados para poder equilibrar la salinidad del agua que se recibe en condiciones normales. Según recordó Fernández, durante el invierno entra también agua regenerada, aunque «en poca cantidad, puesto que su producción va en función de la población y se produce mucha más en verano».
«Estamos cargando la balsa. Cuando tengamos un volumen suficiente de agua comenzaremos las pruebas con la comunidad de regantes para que en marzo, cuando comience la temporada de riego, puedan ya utilizar el agua de Sa Rota, aunque únicamente en las primeras explotaciones agrarias de la zona 1», explicó Fernández.
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