Imagen de archivo de la balsa de sa Rota, que permitirá la reutilización del agua depurada.

El agua depurada que se reutiliza en Ibiza se destina al riego del campo de golf y tan solo supone 0,58 hectómetros cúbicos de agua anuales. Sin embargo, el volumen total de agua depurada asciende a 14,281 hectómetros cúbicos de agua anuales, una cantidad procedente de 16 estaciones depuradoras existentes entre públicas y privadas. Esto supone sólo el 4 % del volumen total de agua depurada.

En las otras islas, el agua depurada se destina al riego de 22 campos de golf en Mallorca con 7,93 hectómetros cúbicos de agua anuales y a uno en Menorca con 0,22 hectómetros cúbicos de agua anuales. En algunos lugares se reutiliza también para el riego de parques y jardines, así como el lavado de calles.

Desde el Govern balear puntualizan que, a la hora de hablar de la reutilización de las aguas, hay que diferenciar entre aguas depuradas y aguas regeneradas.

Aguas depuradas

Según explican, se denominan aguas depuradas aquellas residuales que han sido sometidas a tratamientos para poder ser retornadas al medio ambiente.

En cambio, las aguas regeneradas, además, han sido sometidas a procesos adicionales o complementarios para adecuar su calidad al nuevo uso al cual serán destinadas. Hablar de aguas regeneradas es, por lo tanto, equivalente a hablar de reutilización.

Actualmente, según datos de la Dirección General de Recursos Hídricos, se reutiliza parcialmente el agua residual regenerada de 33 EDAR en Mallorca, cinco en Menorca y una en Ibiza. Además, algunas de las EDAR particulares (especialmente de hoteles y agroturismos) utilizan parte de los volúmenes de agua residual para el riego de los propios jardines.

Según se resalta en el Portal del Agua de las Islas Baleares, uno de los factores importantes, tanto para el funcionamiento de la depuradora como para posibilitar la reutilización, es la salinidad del agua residual urbana que tiene efectos a lo largo de todo el ciclo.

La salinidad afecta los microorganismos que depuran las aguas residuales y puede disminuir el rendimiento del proceso. Además, una salinidad elevada puede comprometer la reutilización del agua de una forma sostenible puesto que para eliminar la sal se tiene que recurrir a técnicas de ósmosis que implican un aumento del consumo energético, emisiones de gases de efecto invernadero y el encarecimiento del agua regenerada.

Actualmente el sector agrícola de las Islas Baleares consume un total de 17,56 hectómetros cúbicos de agua anuales regenerada para regar los cultivos. Esto representa más de un 33 % del total. El resto procede de aguas subterráneas.

Entidades como la Alianza por el Agua aseguran desde hace años que la situación cuantitativa y cualitativa de las aguas subterráneas provoca que la única solución para la supervivencia de la agricultura sea la reutilización de las aguas efluentes de las depuradoras.

En este sentido, recuerdan la existencia de infraestructuras como la balsa de sa Rota que permitirá esta reutilización.

Los datos

Las aguas depuradas reutilizadas en Baleares ascienden a 34,03 hectómetros cúbicos anuales, lo que supone el 13,7 % del consumo total de las islas (246,97 hectómetros, según datos de la última revisión del Pla Hidrològic de les Illes Balears). Para el riego agrícola se aprovechan 17,56 hectómetros cúbicos de agua depurada, lo que representa el 51,5 % del total reutilizado. Los campos de golf asumen 8,94 hectómetros cúbicos, lo que supone el 26,2 %, y el riego de usos urbanos suma 7,54 hectómetros cúbicos, equivalente al 22,1 %.

El sector agrario balear en su conjunto utiliza 54,66 hectómetros cúbicos anuales para sus riegos, por lo que los 17,56 procedentes del agua depurada representan el 32,1 %. En definitiva, una tercera parte del agua utilizada por el sector agrario es depurada y, por tanto, no es necesario extraer de los acuíferos esa cantidad.