Misa exequial en honor a Vicente Juan Segura, exobispo de Ibiza.

El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, ha presidido este lunes la misa exequial por el obispo emérito auxiliar de Valencia, monseñor Vicente Juan Segura, del que ha destacado que «siempre dio lo mejor de sí mismo. Quiso hacer de su vida un servicio al Señor y a la Iglesia, dos cosas que él nunca separó. Cuatro palabras le han acompañado: servir, vivir y morir por Cristo y para Cristo». En 43 años de ministerio, los últimos más de 19 al servicio del ministerio episcopal.

En la misa han concelebrado el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Bernardito Auza, por la trayectoria diplomática en distintas Nunciaturas de Vicent Juan Segura; el obispo de Ibiza, monseñor Vicente Ribas por ser la diócesis en la que más tiempo desarrolló su ministerio episcopal, y el secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán. Junto a ellos, el obispo de Orihuela-Alicante, monseñor José Ignacio Munilla; el obispo de Segorbe-Castellón, monseñor Casimiro López; el obispo auxiliar emérito de Valencia, monserñor Javier Salinas; Jesús Murgui, obispo emérito de Orihuela-Alicante; Salvador Giménez, obispo de Lleida, entre otros obispos, y el vicario general, el deán y todo el cabildo metropolitano, los vicarios episcopales, sacerdotes de la Archidiócesis de Valencia y de la Diócesis de Ibiza, diáconos y seminaristas.

Religiosos y laicos de Ibiza también se han desplazado a Valencia para la Misa exequial, según han destacado desde el Obispado de Ibiza.

Monseñor Benavent ha señalado dos figuras que fueron referencia para el exobispo de Ibiza, Vicent Juan Segura: «San Juan Pablo II, con quien colaboró estrechamente desde la Secretaría de Estado le configuró espiritualmente. Sentía hacia el Papa Santo una gran admiración». Y con Ricard María Carles, a quien el Papa San Juan Pablo II, nombró cardenal, que fue su párroco y le ordenó sacerdote en su parroquia natal. Según destacaron, su relación «fue decisiva en su vida: como creyente, en su vocación sacerdotal y en el ejercicio de su ministerio episcopal».

El Arzobispo ha destacado que «le agradecemos una religiosidad que nunca perdió su sencillez, a pesar de los importantes cargos que tuvo» como el servicio ante la Santa Sede en diversas Nunciaturas, »entre las que hay que destacar su trabajo en Mozambique, donde vivió momentos especialmente delicados, de esas experiencias todos quedamos impresionados».

Su ministerio episcopal se desarrolló fundamentalmente en Ibiza «y en todo momento intentó dar lo mejor de sí mismo. Su servicio habrá hecho un gran bien. Pensemos a las personas que habrá conocido y a las que habrá llevado a Cristo, personas a las que en algún momento de su vida habrá aconsejado, habrá perdonado en nombre de Cristo, los habrá animado a seguir en el camino de la fe, y los habrá exhortado a vivir en comunión con la Iglesia», expresó Benavent.