Tano, en su nuevo hogar provisional. Tras el naufragio del velero de su propietario, se temió que Tano hubiera podido ahogarse. Sin embargo, resultó que el hombre había renunciado al animal hacía más de diez días y estaba ya en Sa Coma. | Irene Arango

Apenas han pasado 48 horas desde que una protectora de animales de Ciudadella, en Menorca, diera la voz de alarma por la posible desaparición de Tano, un perro que había estado en su centro de acogida «en múltiples ocasiones». El motivo vino a raíz de una noticia que publicó Periódico de Ibiza y Formentera, en el cual se informaba del hundimiento de un velero tras chocar contra unas rocas en la costa de Formentera, del cual tuvo que ser rescatado un hombre francés de 69 años con síntomas de hipotermia.

Desde la protectora de animales menorquina advirtieron que ese barco era del propietario de Tano, el perro en cuestión, pero que de él se desconocía su paradero y si había llegado a Formentera o no. Por ello, daban la voz de alarma por una posible desaparición del can: «No sabemos si está bien, si está perdido buscando ayuda, o si ha sufrido alguna tragedia», aseguraban en la publicación en redes que hicieron para solicitar la colaboración ciudadana para encontrarlo.

Sa Coma

Pese a estos primeros instantes de preocupación, tan solo un día después se descubría que Tano llevaba desde el pasado 14 de septiembre en el centro de Sa Coma. Ese mismo día se dio el aviso a la Policía Local de Ibiza que el perro estaba deambulando solo por la avenida de Santa Eulària, en la zona del puerto de Ibiza. Al recibir el aviso, las autoridades lo transmitieron al personal del centro de protección animal de Sa Coma, gestionado por el Ayuntamiento de Eivissa, desde donde procedieron a recoger al perro y trasladarlo a sus instalaciones.

Una vez en Sa Coma, procedieron a tratar de localizar al dueño a través del microchip que portaba el can. Sin embargo, al tratarse de un origen francés, no pudieron localizarlo hasta que éste mismo se personó en las instalaciones para renunciar formalmente a la propiedad del animal. Sin embargo, en ningún momento conocieron de la intrahistoria del perro, de todas las veces que había pasado ya por protectoras en Menorca o del naufragio de su antiguo propietario hasta que vieron publicada la noticia.
Sobre el perro, el veterinario de Sa Coma, Miguel Quiñones, aseguró a Periódico de Ibiza y Formentera que es un perro «muy bueno, muy sociable», del cual por la documentación transmitida por el viejo propietario saben que tiene poco menos de uno año -nació el pasado octubre-. En cuanto a la raza, es un mestizo, proveniente de un mastín transmontano que, por llevar ya el suficiente tiempo en la protectora, se procederá a castrarlo en un breve periodo de tiempo.

Ahora mismo Tano ya se encuentra en adopción y busca una familia que le quiera y le dé un hogar. Si bien Quiñones explica que las adopciones se están complicando en la isla porque «para ellas es necesario contar con una vivienda estable y, hoy en día, eso es cada vez más difícil en Ibiza», el perfil de Tano es «bueno para la salida». Los motivos son, en primer lugar, su juventud y, en segundo lugar, no pertenecer a los conocidos como PPP -Perros Potencialmente Peligrosos-, mucho más difíciles de salir en adopción.

«No es un perro que se haga extraño a la gente; no es agresivo, es muy afable», indicó Quiñones, quien además añadió que «lo mediático que se está convirtiendo su caso seguro que ayuda a facilitar su salida».

Menorca

Según ha explicado a Periódico de Ibiza y Formentera Alba, vicepresidenta de la protectora de Ciudadella, Tano había estado en sus instalaciones en dos ocasiones. La primera de ellas fue porque el perro apareció solo ya fuera porque se había perdido o escapado. Desde la protectora lo recogieron y trataron de localizar al propietario mediante el microchip, pero ya se encontraron con el problema de que, al ser extranjero, no pudieron acceder a él. Sin embargo, a los pocos días el propietario apareció para recoger al animal, lo cual aparentaba ser una situación habitual.

Lo extraño vino en la segunda ocasión. El propietario fue a dejar al can para «irse de excursión en kayak» un par de horas. En el centro de acogida le advirtieron que esas no eran sus funciones, pero el hombre amenazó con abandonar al perro si no se lo quedaban. Resignados, aceptaron con la esperanza de que no volviera a por él y así poder gestionarlo ellos para ponerlo en adopción. Sin embargo, un par de días después el propietario volvió a parecer. Pese a las sospechas que tenían, el perro no presentaba ningún signo de violencia o malos tratos, por lo cual no pudieron impedir que éste se llevara al animal.

Poco después, a través de la prensa local, vieron que esta misma persona estuvo involucrado en incidentes con las autoridades por fondear sobre posidonea oceánica primero y en zona de baño después. Fue ahí cuando advirtieron cuál era la embarcación que, poco después, vieron aparecer en las noticias cuando ésta colisionó contra las rocas en Formentera. «Cuando vimos que no se indicaba nada sobre ningún animal, tuvimos miedo de que se hubiera ahogado al naufragar el barco», indica Alba. Afortunadamente, esto no sucedió y ahora Tano busca una nueva oportunidad para rehacer su vida al lado de alguien que lo cuide y le quiera.