Un ejemplar de sandía afectada por el hongo de la Didymella. | Toni Planells

La temporada de sandía en Ibiza, uno de los cultivos más emblemáticos y rentables de la isla, ha sido particularmente desafiante esta temporada. Los productores han enfrentado una caída significativa en la producción, y entre los factores responsables se destaca la presencia del hongo Didymella (Didymella bryoniae), un viejo conocido de los agricultores, pero que en esta ocasión ha mostrado una virulencia sin precedentes.

Juan Vicente Torres, produce sandía en la finca de Can Vinyes, y para él la temporada de sandía ha sido cercana a un desastre. «La primera y la segunda siembra, en marzo y en abril, fueron buenas, más o menos como siempre, pero la tercera ha sido un verdadero desastre», lamenta Torres. De las 800 semillas sembradas en esta última ronda, deberían haber obtenido unos 13,000 kilos de sandía; sin embargo, apenas lograron recolectar 1,500 kilos. «Las sandías estallan y se secan en la misma planta antes de poder recolectarlas», lamenta Torres, quien también señala que las pocas sandías que lograron salvar son de menor tamaño y carecen de la frescura y jugosidad que caracteriza a la sandía ibicenca.

Juan Vicente Torres muestra algunas sandías estropeadas por la Didymella en su finca.
Fotos:Toni P.

La experiencia de Torres no es única. La temporada de sandía en Ibiza ha sido descrita por expertos como una de las peores en años, con el hongo Didymella como principal culpable. «De julio a agosto las pérdidas han alcanzado más del 50% de la cosecha en las fincas de la Cooperativa de Sant Antoni debido a la proliferación del hongo Didymella», explica Borja Camí, técnico de la Agrupación de Defensa Vegetal (ADV) de la Cooperativa de Sant Antoni.

Impacto Desigual

El impacto de la Didymella no ha sido uniforme en toda la isla. Camí, describe esta campaña como «francamente mala», con pérdidas que superan el 50% en algunas fincas de la cooperativa durante, sobre todo, la tercera siembra de la temporada.

Por otro lado, Sheila Gor, gerente de Agroeivissa, reconoce que, al contrario que en la Cooperativa de Sant Antoni, la primera siembra fue muy mala en cuanto a producción, «con una caída del 50%». Sin embargo, Gor señala que la segunda siembra mostró una mejora, afectando solo a algunas fincas y que, «Por el momento, con las fincas con las que trabajamos, no hemos tenido ninguna incidencia especial respecto a la Didymella en las últimas siembras de la temporada».

Un Desafío Persistente

La Didymella es un hongo patógeno que afecta a las cucurbitáceas, como la sandía, el pepino y el melón. Este hongo es particularmente dañino, ya que puede infectar diversas partes de la planta, incluyendo los tallos, las hojas y los frutos. Los síntomas incluyen manchas negras en las hojas, pudrición en los tallos, y frutos que no llegan a madurar correctamente, presentando un aspecto y sabor «esponjoso y seco», tal como describe Torres. «Además, cuando la muerdes, no se nota ese estallido de agua en la boca», añade el payés.

Camí señala que, «aunque el hongo es conocido por los agricultores ibicencos desde hace años, la severidad de su impacto este año es algo que no había visto en mis más de dos décadas de experiencia». «Es un hongo al que favorece especialmente el clima de humedad ambiental más que las altas temperaturas», explica, resaltando que este año se dieron las condiciones perfectas para su proliferación.

Bernabé Linero, técnico de la Cooperativa de Santa Eulària y de Agroeivissa, indica que en Ibiza se ha convivido con este hongo durante «al menos 12 14 años», lo que les ha permitido desarrollar estrategias para tratarlo de manera efectiva.

Más allá del hongo

La mala temporada de este año en el campo ibicenco no puede atribuirse únicamente a la Didymella. Juan Antonio Prats, gerente de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni, subraya que el hongo es solo una de las varias amenazas que enfrentan los agricultores ibicencos. «La sequía y las plagas, como las torcaces, también han contribuido a un año difícil para los cultivos en la isla», destaca Prats.

En contraste con la situación en Ibiza, en Mallorca, la Didymella no ha tenido un impacto significativo, lo que resalta las peculiaridades climáticas y ecológicas de cada isla y cómo estas pueden influir en la severidad de las enfermedades agrícolas.

Lecciones y Adaptaciones

La situación de este año ha puesto de relieve la necesidad de adaptar continuamente las prácticas agrícolas para enfrentar las crecientes amenazas biológicas y climáticas. La implementación de medidas dentro de la agricultura ecológica, como el uso de plantas que atraen insectos beneficiosos, podría ser una vía para reducir la dependencia de fungicidas y mejorar la resistencia de los cultivos frente a plagas y enfermedades.

En resumen, la cosecha de sandía en Ibiza este año ha sido un reflejo de los desafíos que enfrentan los agricultores en un entorno cada vez más incierto. La Didymella ha demostrado ser un enemigo formidable, pero con una combinación de conocimiento, innovación y adaptación, los productores esperan superar este revés y continuar ofreciendo la sandía ibicenca que tantos disfrutan.