Dos bomberos trabajando en la extinción del incendio que ha calcinado un coche en Cala Salada. | Bomberos de Ibiza

El incendio que devoró este lunes un vehículo en un espacio forestal de Cala Salada, en Sant Antoni, podría haber tenido consecuencias devastadoras para toda la zona de no haberse puesto en marcha el Plan de Actuación Municipal ante Incendios Forestales (PAMIF). Así lo manifestó el alcalde Marcos Serra, quien destacó a Periódico de Ibiza y Formentera  la rápida intervención de los efectivos a la hora de combatir este fuego.

En concreto, el incendio se inició por causas desconocidas en un vehículo estacionado en la carretera de Cala Salada, expandiéndose a otro turismo cercano y a una pequeña extensión de terreno. Los bomberos pudieron sofocar las llamas con espuma. El aviso tuvo lugar a las 13.19 horas y hasta el lugar se desplazaron tres efectivos con una autobomba, además de agentes de Medio Ambiente y del Ibanat.

El alcalde aseguró que «gracias al trabajo que se llevó a cabo antes del verano, con el Plan a diez años para limpiar nuestros bosques, el incendio no ha ido a más. La previsión que se tuvo ha evitado que tengamos que hablar de un desastre mucho mayor».

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De hecho, en este punto de Cala Salada, antes de las labores de limpieza, se concentraban numerosos matorrales, arbustos y pinos bajos. «Si la zona hubiera estado como hace unos meses, el fuego habría sido mucho más voraz y podría haber causado un gran desastre en Can Germà», reiteró.

El pasado invierno, el Ayuntamiento de Sant Antoni impulsó los trabajos de su primer Plan de Actuación Municipal, una iniciativa que catalogó de «muy ambiciosa». Según explicaron entonces desde el Consistorio, en una primera fase se iba a actuar en las zonas de interfaz urbano-forestal del casco urbano de Sant Antoni como son Cala Salada, sa Cova de Santa Agnès, Sa Galera, Sa Talaia o Es Broll, con un total de 53 hectáreas. Otras de las áreas previstas en el plan eran Sa Serra, Can Vicent Frit, Can Xicu Musson, Bellavista y pequeñas zonas de Sant Rafel, entre otras. Estos primeros trabajos consistían en la poda, la tala y la limpieza de la vegetación baja del bosque ya que la maleza es lo más peligroso si hay un fuego al permitir que se expanda a gran velocidad.

Durante la presentación, el pasado mes de febrero, el alcalde destacó que en el municipio se habían registrado varios incendios graves y expresó que la Asociación de Vecinos de Can Germà, que es la zona urbana de Cala Salada, «están muy contentos porque conocen el peligro de una masa forestal tan cargada y abundante».

En concreto, con el plan se delimitaron 37 fajas perimetrales que separan el área forestal del área urbana consolidada y se han identificado 16 ejes estratégicos en tramos de carreteras, caminos o pistas forestales que contribuyen al control de la propagación de los incendios. Otros datos que aporta el plan son la identificación de 124 parcelas estratégicas que corresponden a cultivos que pueden servir de refuerzo para la defensa de zonas pobladas, así como el recuento de 1.190 parcelas correspondientes a casas aisladas o diseminadas.