Miguel Tur en la entrevista | Alejandro Mellon

Miguel Tur (Ibiza, 1976) quiere poner en valor el trabajo «durísimo» de tantos pequeños establecimientos dedicados a la restauración en las islas de Ibiza y Formentera. Asegura que su labor es «encomiable y fantástica». Tur afronta desde ahora el reto de presidir PIMEEF Restauració.

—¿Desde cuándo se dedica a este sector?, ¿fue vocacional en su caso?
—Empecé de camarero con 14 años y en un restaurante, a partir de los 17. No era algo que tenía claro porque estudié Empresariales ya que mis padres dirigían una pequeña empresa de menaje y eran autónomos. Conocía el sector de forma indirecta y, además, tenían también un pequeño quiosco al que yo iba a ayudar. Durante la carrera me gustaba mucho cocinar y un poco de manera indirecta acabé metiéndome en este sector. Es algo que siempre me gustó y que me había llamado la atención.

—¿Cómo afronta esta nueva etapa como presidente de PIMEEF Restauració?
—Primero, con mucha responsabilidad porque representas a muchos socios de este sector y para mí es un orgullo y también una gran responsabilidad. Por otro lado, no me gusta demasiado la exposición pública y prefiero trabajar de forma discreta en un segundo plano y es lo que peor llevo de estar en la presidencia. A partir de ahora, voy a tratar de hacerlo lo mejor que sepa.

—Dice que representa a muchos socios, ¿en qué momento se encuentra PIMEEF Restauració?
—Entre Ibiza y Formentera somos casi 300 socios. De ellos, algunos tienen más de un establecimiento. Los objetivos son continuar con lo que se ha hecho hasta ahora, puesto que durante la última etapa se ha trabajado mucho en colaboración con el Consell y con los ayuntamientos en sus diferentes eventos para poner en valor estos establecimientos que abren todo el año. Muchas de las iniciativas que se celebran se hacen en temporada baja y estos negocios cuentan con una base de clientes de todo el año. De lo que se trata es de resaltar el trabajo de estos autónomos y microempresas, tratando de ayudar al sector lo máximo posible. En cuanto a retos futuros, el próximo año tenemos la incorporación de la factura digital y tendremos que ayudar a los socios con planes de formación para que la implementación técnica sea lo más fácil posible, haciendo que todos tengamos las herramientas necesarias para ello.

—¿Qué puede suponer para los empresarios del sector esta factura digital?

—Es un cambio normativo y nos debemos adaptar a él. El principal reto es que hay muchos establecimientos cuyos empresarios todavía trabajan en analógico y deberán adaptarse a lo digital. Este reto es importante porque es necesaria una formación técnica para adaptarse a la nueva normativa sabiendo aquello que se está haciendo. PIMEEF, en este sentido, es un medio que puede dar las herramientas para que todas estas personas se formen en este sentido.

—Sus socios serán autónomos que deberán afrontar numerosas dificultades en su día a día.
—La gran mayoría de establecimientos de restauración son pequeñas empresas y ese autónomo o pequeño empresario realiza un gran esfuerzo para sobrellevar lo mejor que puede el negocio. Cuanto más carga administrativa o burocrática deba realizar, para lo cual muchas personas no están formadas, más dificultades encontrarán para la gestión propia del negocio. Además, eres el responsable de cualquier cosa que no salga adecuadamente. Muchos empresarios están sobrecargados, tanto en horas de trabajo como en esa carga administrativa para llevar al día su negocio.

—¿Cuál es su máxima preocupación en estos momentos?
—Hay bastantes retos que tenemos las empresas de cara a los próximos años. Una de las cosas que se me pasa por la cabeza es el relevo generacional en el sector. Hay mucha gente que en los años 70 u 80 se incorporó al sector por las alternativas de trabajo que entonces había en Ibiza y ahora las cosas han cambiado y nos encontramos en una dinámica absolutamente diferente y un joven hoy en día tiene muchas opciones laborales y puede formarse para trabajar en muchas cosas distintas. Toda esa generación del ‘baby boom' se va a jubilar en 10 o 15 años y el relevo será escaso porque un joven tiene ahora más opciones de trabajo. Además, tenemos una pirámide de población invertida con menos jóvenes. Es un reto que los pequeños empresarios vamos a sufrir en los próximos años.

—La nueva Escuela de Hostelería será una gran ayuda para el sector.
—Por supuesto, una de las cosas que tengo absolutamente claras y diáfanas es que la formación es clave. En los próximos años vamos a tener que dar valor añadido a este sector y el hecho de que podamos disponer de un instrumento como la Escuela de Hostelería, que tendrá la capacidad de formar de manera profesional a muchos tipos de estudiantes y a personas en activo, es una muy buena noticia.

—Sobre la presente temporada usted ya ha dicho que se está viviendo un reajuste del mercado.
—Venimos de unos años buenos como el 2022 y 2023, pero los dos anteriores fueron desastrosos, especialmente para empresas que abren todo el año y que tuvieron que pagar más la factura del cierre forzado por el Covid. En el mejor de los casos, esas empresas tuvieron que tirar de ahorros que no han recuperado por la forma en la que se establecieron las subvenciones. En otros casos se tuvo que tirar de endeudamiento. En 2022 y 2023 se pudieron compensar pérdidas y fueron años buenos porque nuestros clientes turísticos salieron y gastaron, pero estamos volviendo a un ajuste normal del mercado. Es difícil saberlo con exactitud ahora mismo, pero parece que, por norma general, las ventas están bajando de manera generalizada. A final de temporada podremos hacer una valoración más objetiva.

—¿Se ha podido solventar esta temporada esa falta de mano de obra?
—Ante la falta de demanda, posiblemente el problema no ha sido tan acuciante, aunque hay dificultades para completar plantillas. Además, lo que se está haciendo es intentar completarlas a comienzo de temporada, aunque no sea necesario. Los empresarios han intentado prevenir esta carencia. No es lo mismo, además, empresas sólo de temporada que de todo el año. Son situaciones diferentes y cada uno lo aborda de manera diferente.

—¿Ibiza es ya un reconocido destino gastronómico?
—Ibiza, para alguien que venga de fuera o incluso para los residentes, es de los pocos sitios en el mundo donde, en tan poco espacio, puede encontrarse una variedad gastronómica increíble. En este sentido, es un espectáculo. Además, como elemento diferenciador contamos con la gastronomía local, con platos de muchísima calidad.