En el polígono de Can Bufí, justo a escasos metros del asentamiento de Can Rova en el que tantos meses han pasado, se encuentran Christian y Oliver con una autocaravana que contiene todos sus enseres. Este miércoles vivieron el desalojo del lugar en el cual se habían hospedado por un largo tiempo y ahora no saben dónde ir. En un principio iban a pernoctaren un aparcamiento muy cercano a Can Rova, pero finalmente se decidieron ir a un lugar «muy cercano a Sant Antoni» que no explican con exactitud dónde es.
Esa situación es en la que se encuentran decenas de personas, obligadas a buscarse la vida para encontrar un sitio donde dormir. Muchos de ellos han partido hacia el monte que hay detrás del polígono, intentando alejarse del trasiego de la zona, y pernoctan en su vehículo. Otros han emprendido su rumbo hacia algunas de las playas de la isla. También los hay que han acudido a alguno de los lugares de acogida que se ha puesto a disposición para los desalojados, ya sea desde el Ayuntamiento de Santa Eulària, el Consell d’Eivissa o los servicios de Cáritas.
«Yo estoy trabajando en la construcción, aunque ahora el jefe nos ha dado vacaciones», comentaba Christian antes de explicar un poco más en detalle la situación que han vivido estos últimos días. Según lo que explicó, tuvo un enfrentamiento el día anterior al desalojo con el propietario del terreno, que intentó agredirle con una porra en mano. En ningún momento fueron informados de la orden de desalojo por parte del propietario y éste estuvo hasta el último momento tratando de que le pagaran el arrendamiento por su parte del terreno, según siempre el testimonio de las personas que allí vivían.
Ambos se subieron a su vehículo y pasaron por delante del asentamiento, momento en el que señalaron el que era «su terreno» hasta este mismo miércoles. Unos minutos después llegaban a la parte trasera de una de las grandes naves de la zona. En un pequeño parking estaban varias personas más, resguardadas a la sombra de un sol que no frena en su ímpetu habitual de estos últimos días, en aparente tranquilidad.
Junto a ellos, había dispuestas muchas botellas de agua en un gran barreño repleto de hielo para enfriar estas botellas. «Esto lo hemos comprado entre una asociación de los paraguayos que estamos aquí. Nos ayudamos los unos a los otros y nos organizamos un poco según la nacionalidad. Hice un vídeo para que nos apoyaran y respondieron enseguida», afirmó Christian.
Entre los presentes se seguía comentando todo lo que pasó este pasado miércoles con el desalojo. Uno de ellos, Alexander, se levantaba el pantalón para mostrar a Periódico de Ibiza y Formentera la multitud de cardenales que tiene en su pierna derecha como consecuencia de los golpes proferidos por los antidisturbios en el momento del desalojo y tras su propia negativa a abandonar por su propia voluntad el campamento chabolista, que cabe recordar que se desalojó por mandato judicial. Este joven paraguayo no esperaba la «violencia» con la cual se produjo el desalojo del asentamiento «sin tener en cuenta que dentro había menores», añadió.
También había una mujer mayor junto a su nieta, de tan solo 11 años; no han pasado la noche juntas. Mientras que la abuela se fue a casa de una conocida suya a pernoctar, la menor durmió en las instalaciones de Cáritas de Ibiza, junto a su madre. Cuenta que ahí la trataron «muy bien» y que le han proporcionado «todo lo necesario», pero que no sabe «cuanto más tiempo va a poder quedarse». Su madre se marchó a trabajar este jueves por la mañana y la recogió su abuela para ir hasta el lugar junto a sus compañeros.
Recordando lo sucedido el día anterior, esta niña recuerda que les dijeron «que iba a ser sin violencia». Algo muy diferente a lo que cuentan que vivieron en sus propias carnes. Además, ahora un problema más con el que se encuentran ambas es que siguen teniendo muchas de sus pertenencias dentro del asentamiento, pero «no les permiten entrar a recogerlas», con lo cual algo tan básico como rompa limpia empieza a escasear.
Pese a que hay alguna figura dentro de los desalojados que ejerce como portavoz del grupo, como puede ser Christian, y hay grupos de WhatsApp donde comparten informaciones, no parece haber una organización clara. En la mañana del jueves han ido hasta los Juzgados de Ibiza, donde comentan que «no han obtenido respuesta». De ahí se han desplazado hasta las instalaciones del Cetis, donde tampoco les han ofrecido soluciones, explica Alexander.
Para tratar de mejorar esa organización durante la tarde del jueves diferentes vecinos se encontraron frente al asentamiento para reclamar justicia por su situación. Ahí, una chica joven, que ha venido a Ibiza por motivos laborales, quiso denunciar la realidad de los desalojados. Según sus palabras, ella llegó al campamento «como última opción, para estar un terreno y tener agua potable a su disposición». Se refirió de manera muy negativa al propietario del terreno, a quien acusó de haber estafado a decenas de personas. «Aquí hay trabajadores, gente joven y adulta, que son los que levantamos día tras día está isla y hemos de sufrir esta situación por alguien que se lucra a nuestra costa», apuntó.
Los afectados por el desalojo quieren mejorar esta coordinación para tratar de buscar una solución conjunta a su problema con la vivienda y tienen planeado organizar «pequeñas asambleas» para exigir un sitio donde dormir. Se sienten desamparados y las ayudas que les ofrecen les parecen «insuficientes», explicó Christian.
Otro de los jóvenes ahí presentes es Oliver. Él no era arrendatario del asentamiento en el momento del desalojo, pero sí que estuvo viviendo ahí por un mes ya que «tuvo la fortuna de encontrar una habitación a buen precio», explicó. Sin embargo, muchos de sus amigos y conocidos sí estaban dentro del asentamiento. Desde fuera también vivió el proceso del desalojo, preocupado por la situación de sus amigos.
Oliver hizo hincapié también en que a todos los vehículos que se encuentran en estos momentos en las inmediaciones del campamento, justo después del cordón policial instalado por la Guardia Civil, se les ha colocado una pegatina de ‘vehículo abandonado. El joven defiende que eso no es así y que «se trata de vehículos privados de gente que vivía en el asentamiento».
Dada la situación irregular de algunos de ellos, muchas veces tienen miedo de acudir a los Servicios Sociales por «lo que pueda ocurrir». Antonia Picó, concejala de Bienestar del Ayuntamiento de Santa Eulària -municipio donde se encuentra la finca de Can Rova-, aclaró este jueves en rueda de prensa que ellos «atienden a las situaciones de vulnerabilidad de las personas y no a la regularidad de su documentación», por lo que lanzó un mensaje de tranquilidad a quienes estén en situación irregular.
13 comentarios
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Para trabajar en Ibiza, los no residentes, un permiso de trabajo que garantice que tienes alojamiento. Como en Andorra. Si tan necesaria es la mano de obra los ayuntamientos deberían conceder licencias a los propietarios de tierras para adecuar terrenos con los servicios mínimos. Así darían oportunidad de negocio a los dueños de los terrenos. Tipo camping para trabajadores con trabajo activo y tiempo limitado. Móvil home o similar. Ordenado limpio con baños y lavaderos.
Seguramente estamos viviendo una de las situaciones más dramáticas vividas en esta isla y los verdaderos responsables son la alcaldesa de Santa Eulalia, Carmen Ferrer y su predecesor actual presidente del Consell, por haber permitido que en un terreno en suelo rústico se formara este asentamiento. Es de juzgado de guardia.
Algú pensa demanar respinsabilitats a l'alcaldessa de Santa Eulària per haver deixat que s'arribi a aquest extrem? Prohens ha dit que el Consell d'Eivissa te les competències...... de que? De permetre mes construcció i il.legalitats i a tot això, Vicent Mari calladet quan ell va ser alcalde de Santa Eulària i Can Rova ja existía. Una mica de responsabilitat.
Pueden trabajar en SIX SENSES, allí les dan CAMA, tienen corrales humanos, la cama a 500€, LA CAMA! Se lo quitan de la nomina. LUXURY ISLAND
Si se trasladan a otros asentamientos estas familias estarán expuestos a otra clase de moradores prácticamente todos hombres, como el tipo que tiró la piedra en la autovía, y a muchos otros delincuentes de medio mundo donde la mujer no vale nada. A que esperan las autoridades a movilizarse. Las familias con hijos y mujeres deberían de ser trasladado a un terreno temporal con seguridad y servicios bajo un pago hasta que se ponga orden. Todo lo que pase en estos otros asentamientos será parte responsable las administraciones.
ES MUY TRISTE PERO IBIZA, a dia de hoy, no es sitio ni para instalarse, ni para trasladarse. Aunque tengas trabajo, si no tienes vivienda es imposible. Que se lo expliquen quien les atienda a todas estas familias ,que en la Península pueden empezar nuevas vidas con mas calidad de vida, aquí no te puedes quedar en el primer terreno o playa que te encuentres. Que piensen en sus hijos no en querer vivir en Ibiza.
Es muy triste ver la situación de algunas familias que viven en estas condiciones, sobre todo con niños, pero seamos realistas, si no se corta esto de raíz la temporada que viene habrá 10 asentamientos iguales, con sus respectivos especuladores llenándose los bolsillos. En la isla no cabe ya nadie, es más, deberíamos decrecer en población y turistas, y sobre todo cambiar de modelo... A toda esa gente que se empeña en vivir aquí de esta manera, creo que hay opciones en la península donde hay trabajo y probablemente la vivienda no sea un bien de lujo, aunque claro, no se ganan 3000 euros y luego paro o ayudas en invierno, quizas hay que currar todo el año...pero al final, me parece que vivirían más dignamente.
Por muy mal que estén en España, siempre estarán mejor que en Paraguay, por eso ninguno vuelve.
Mientras no sean delincuentes, trabajen duro y contribuyan a la sociedad, a mí no me molesta esta gente. Ante todo respeto hacia el trabajador, sea de donde sea. Muchos trabajan 12, 14 y 16 horas, teniendo dos trabajos, así que mucho respeto. Ya me gustaría que nuestra juventud fuera así de trabajadora y dispuesta a sudar y sacrificarse, levantábamos España en un abrir t cerrar de ojos.
En estos asentamientos multiculturales se acabarán produciendo peleas, violaciones con los niños totalmente desprotegidos. El Consell debería de habilitar un terreno temporal con un pago para cubrir seguridad privadas y algunos servicios...