Vicent Marí, presidente de los apicultores de Ibiza, muestra a cámara un bote de miel autóctona . | Alejandro Mellon

Funcionario de la Administración actualmente en excedencia, su gran pasión es el mundo de las abejas y la elaboración de la miel. Vicent Marí (Ibiza, 1959) celebra que, tras un largo camino, la Comisión Europea ha aprobado la inclusión de la ‘Mel d´Eivissa/Miel de Ibiza’ en su registro de Denominaciones de Origen Protegido (DOP), un hecho "histórico" para toda la isla, según considera Marí.

¿Cómo y cuándo comenzó en el mundo de la apicultura?

—Desde muy pequeño me interesaba todo aquello que se movía y, particularmente, las aves y las abejas no eran una excepción. Me entusiasmaba la estructura social tan perfecta que tienen, más incluso que las hormigas, así que comencé a dedicarme a esta maravillosa actividad a partir de 2012 de la mano de Jaume ‘Parot’ que fue mi mentor y mi asesor en un primer momento. En mi familia no existía un precedente porque nadie se había dedicado a esta afición.

-¿En qué momento se encuentra ahora mismo la apicultura ibicenca?

—No puede estar en un mejor momento gracias al trabajo realizado durante los últimos años. Hemos pasado de 2.126 colmenas a unas 4.300 y ello significa que existe una tendencia que se ha convertido en moda. La miel de Ibiza, y lo pude comprobar en Madrid Fusión, era una gran desconocida para muchos y se ha procurado a través de libros, concursos o conferencias que esta miel ya se conozca en Francia, Estados Unidos y, como no, en todo el país. Está en el mejor momento para mí, en el punto más alto.

¿La gente más joven se está aficionando a este ‘hobby’ o en la asociación también sufren el problema del relevo generacional?

—El trabajo que se ha hecho, la constancia y la intensidad, han producido un efecto llamada entre emprendedores y nuevos agricultores que, poco a poco, van incorporándose y recientemente veo cómo se van sumando a la asociación nuevos miembros muy jóvenes, tanto hombres como mujeres. Pienso que, a corto plazo, este relevo generacional está asegurado. Tenemos ahora 136 socios. Desde la fundación de la asociación, en 1989, nunca habíamos registrado esa cifra.

¿Con la miel pasa como con el vino de Ibiza, que puede competir en calidad, pero no en cantidad?

—Sí. Desde hace unos años se ha demostrado que podemos competir en calidad puesto que la miel de Ibiza ha estado presente en Londres o en París en prestigiosos eventos donde participamos con miles de mieles y hemos visto que, la de Ibiza, gusta. De hecho, hay un productor que ha conseguido cuatro oros en año y medio en el circuito internacional, lo que supone un punto de inflexión. Este mismo productor participó también en un concurso nacional y por un punto quedó en tercera posición. Es decir, tenemos una miel buena y gusta.

¿Qué cualidades destacaría precisamente de la miel de Ibiza?

—Es única gracias a su singularidad floral que le imprime el verdadero carácter. Es una miel aromática puesto que no llueve y ofrece una serie de notas afrutadas que no tienen otras mieles.

Comenta que están en un gran momento, pero los apicultores no se librarán de problemas y graves preocupaciones.

—Eso es otro asunto. Una cosa es la miel y, la otra, las abejas, que son las auténticas productoras y, en relación a ellas, nos encontramos en un momento muy crítico debido a la sequía de estos últimos seis años, acentuada en 2023. El problema es que la abeja muere y no existe un relevo porque la reina no ha puesto huevos, lo que produce que en las colmenas se reduzcan las poblaciones. El año pasado perdimos alrededor del 45% de las colmenas y este año continúa esta situación porque las poblaciones están muy débiles y seguirán así. Habrá una reproducción muy limitada y seguiremos perdiendo abejas. No hablamos de producción, sino de poder mantener vivas las abejas. Estamos preocupados porque, por mucho que las alimentes, nunca podremos imitar el ejemplo de la naturaleza. Me he llegado a encontrar con tres o cuatro colmenas llenas de miel, pero sin una sola abeja. Es un grave problema. Debemos tener unas condiciones de viento y humedad, lluvias y floración, para que todo vaya según indican los cánones naturales.

¿En qué momento se encuentra el proyecto para recuperar la abeja autóctona ibicenca?

—Nunca había estado mejor. Impulsamos el proyecto en 2018 en unos terrenos del término municipal de Sant Joan y ahora era el momento de ver si íbamos por buen camino. Por tanto, hicimos un muestreo aleatorio de diez colmenas que se analizó después en una universidad de Portugal. De estas diez, nueve cumplían con determinados parámetros de la abeja que había existido en Ibiza hace años. Es decir, vamos por buen camino. Como siguiente paso, todas las abejas que tenemos en el Camp d´Aprenentatge las cambiaremos de lugar para que, poco a poco, se vaya extendiendo este linaje por toda la isla. Quienes quieran ejemplares con este linaje también se las proporcionaremos.

La Comisión de Europa finalmente ha incluido la ‘Mel d´Eivissa/Miel de Ibiza’ en su registro de Denominaciones de Origen Protegido (DOP).

—Es la culminación de un sueño apícola que tuve en su día y que se ha visto materializado. Si vamos hacia atrás, en abril de 2022 presenté la solicitud en sede electrónica y ha sido un largo camino hasta ahora. Representa un hecho histórico, estamos en un momento histórico, y no sólo para todos los apicultores de Ibiza, sino para la apicultura en general y también para la marca Ibiza. Poner en valor un alimento tan escaso como la miel es un logro importante y es la máxima distinción que puede obtener un producto gastronómico por sus cualidades. Es la primera DOP de una miel balear, la primera en Ibiza y la séptima en todo el país. Es un orgullo que podemos sentir todos los apicultores y todos los ibicencos. El consumidor, cuando tiene delante un producto incluido en una DOP, puede extraer conclusiones como la seguridad alimentaria o que se trata de algo con todas las garantías porque ha pasado muchos filtros y controles. La miel no caduca, pero para darle un valor más en cuanto a la calidad, se decidió ponerle una caducidad de seis meses. La gente que la compre sabrá que está adquiriendo un producto único.