Arriba y abajo, las sacas tóxicas que no se retiran desde 2021.

La concejala de Deportes del Ayuntamiento de Eivissa, Anna Ferrer, ha denunciado que este departamento tendrá que contratar un dispositivo especial para poder retirar las más de 200 sacas almacenadas junto a las pistas de tenis de Can Misses y que contienen un material tan tóxico el caucho. Estas sacas, según la edil, fueron depositadas en este espacio en 2021, durante el mandato del socialista Rafa Ruiz y desde entonces se han deteriorado gravemente al hallarse a la intemperie.
«Estamos recuperando las instalaciones municipales y queremos mantenerlas en el mejor estado posible», ha explicado Ferrer en declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera, «y desde el Patronato Municipal de Deportes estamos trabajando en la gestión y retirada de estas sacas».

Ferrer ha subrayado que el caucho almacenado en estas sacas es «un material tóxico» que «lleva ahí desde 2021». Al estar al aire libre, las sacas «están rotas» y esto dificulta enormemente su retirada. Por ello el Ayuntamiento ultima ahora los detalles para poder contratar a una empresa que se haga cargo de su traslado. «Por el estado en el que están las sacas, por la cantidad y por la toxicidad de este material», ha añadido Ferrer, «vamos a necesitar una inversión económica altísima para poder resolver el problema. La concejal ha insistido en que la presencia de estos materiales en este espacio es «un peligro por su toxicidad» pero, además, se trata de algo que «afecta a la imagen de la ciudad» puesto que está a la vista de todo el mundo.

«Estamos trabajando para mejorar nuestras instalaciones», ha añadido Anna Ferrer, «y lo estamos haciendo en beneficio del deporte en nuestra ciudad». Esta dejadez por parte del anterior Gobierno municipal ya se hizo patente cuando, a principios del actual mandato, se descubrió que el centro artesanal de Sa Pedrera había sido reconvertido en almacén de material y maquinaria de construcción. Este espacio, que ahora albergará el laboratorio municipal de arqueología, había sido reformado con una inversión cercana al millón de euros, procedentes de fondos europeos, para ser destinado a centro de artesanos. Y así funcionó durante un tiempo, hasta que el Consistorio gobernado por Ruiz decidió que lo necesitaba para unas obras que se estaban llevando a cabo en Sa Penya.

Los artesanos que hasta entonces trabajaban en el mismo se vieron obligados a abandonarlo y no fue hasta la llegada del Gobierno del popular Rafa Triguero que se conoció la situación en la que se encontraba el centro.
Poco después, en octubre de 2023, se destapó una situación similar en Sa Coma, donde el Gobierno de Ruiz había almacenado sin ningún cuidado gran cantidad de mobiliario urbano y material que, como dijo entonces el concejal Manuel Jiménez, «podría haberse utilizado en lugar de dejar que se estropeara» por la falta de mantenimiento.