Carmen Cárcel es la presidenta de los vecinos de es Pratet. | Moisés Copa

Inmersa en los preparativos de las fiestas patronales de es Pratet, la presidenta de la Asociación de Vecinos del barrio, Carmen Cárcel (Ibiza, 1962), vive también estos días disfrutando del resultado de la remodelación de la calle Pere Francés. Una obra que ha paralizado esta zona de Vila durante nueve meses, «un embarazo», y que ya ha entrado en su recta final. Cárcel ha vivido ya tres reformas de una vía estratégica para la regulación del tráfico en la capital ibicenca pero afirma que, en esta ocasión, los comerciantes lo han pasado peor. Mientras ultima los detalles de las fiestas del barrio, que comenzarán este mismo lunes y acabarán el domingo, no pierde de vista los remates de la reforma de la calle y ya trabaja para poner en marcha un plan de concienciación que permita acabar con el incivismo.

—Ya están a punto de finalizar las obras de la calle Pere Francés. ¿Qué opina del resultado?
—Mi valoración es de un 9. Es una buena valoración. Es verdad que aún no han acabado y faltan los remates. Si empezamos a buscar cositas pequeñas, pues faltan muchas. Pero, en general, es una pasada. El parque ha quedado muy bien, muy colorido. Creo que los niños disfrutarán mucho.

—Es la tercera vez que usted, como comerciante, vive una remodelación a fondo de esta calle.
—Sí, la tercera vez. Yo llevo aquí unos 30 años y en este tiempo lo he vivido tres veces. Vamos, que sabemos un poquito lo que son las obras y lo que viven los comercios en una situación así. No puedes trabajar. Es horrible, se pasa muy mal. Pero ahora esta obra era muy necesaria y es la primera vez que se hace tan a fondo. Piense que los coches ya tenían que ir con cuidado por cómo estaba la calle. Hemos tenido suerte de que no haya habido una desgracia con alguna moto que haya caído o un coche que haya tenido problemas. No ha pasado nada pero podría haber pasado porque el pavimento estaba fatal.

—Usted siempre insiste en la necesidad de acabar con el incivismo. Como presidenta de la Asociación de Vecinos de Es Pratet, ¿qué propone para lograrlo?
—Yo estoy muy ilusionada por lo que estoy viviendo estos días con la nueva plaza, con la reforma de la calle… Pero también estoy muy preocupada porque en este barrio hay muchos bares nocturnos. Por la noche, la gente que sale de fiesta viene mucho aquí. Es lo que me comentan los vecinos. ¿Qué se puede hacer? Lo primero que hay que tener claro es que hace falta vigilancia, de día y de noche. Si no la hay, ya sabemos lo que pasa y más cuando la juventud sale a fumar o a beber o a pasar la noche en la calle. A los vecinos yo les digo que nosotros no somos policías, no es nuestro trabajo y no queremos serlo. Pero yo pienso que si todo el barrio tuviera un poco de dedicación cambiarían las cosas. Por ejemplo, llamar la atención al señor que tira un papel en el suelo o decirle a la señora que baja con la bolsa de basura por la mañana que tiene que bajarla por la tarde porque, si no, nos pueden multar. Lo mismo se puede hacer con quien va con el perrito y no lleva ni bolsa ni botellita. Se le puede explicar que tiene que llevar la bolsita y la botella, que hay un pipicán al que puede llevar al perro. Esto, dicho de buena manera y haciéndolo todos, puede tener buen resultado. No se trata de reñir a nadie, se dicen las cosas de una manera dulce y cariñosa. Si nos vamos inculcando esto poco a poco, podríamos llegar a ser un barrio de lo más limpio de Ibiza.

—Está bien que sea la asociación la que se propone este objetivo.
—A mí me hace mucha ilusión. A ver, alguna vez te puedes llevar un revés. Pero yo en la asociación siempre digo que hay que decir estas cosas bien. Si la señora o el señor contestan mal, no hay que seguirle el rollo. Si lo vamos inculcando poquito a poco es como cuando tienes un niño pequeño y le vas diciendo las cosas pensando que no te sirve de nada porque no ves resultados. Pero pasan los años y, de repente, ves que lo que tú le decías lo estás viendo ya.

—¿Es el incivismo el problema más grave de es Pratet?
—El más grave no pero uno de los grandes sí. Hay una falta de limpieza que hemos sufrido también. Es lo que le comentaba antes, no se trata de hacer una gran obra o una obra bonita. Hay que mantenerla y cuidarla. Si ahora nosotros que tenemos esta calle tan bonita y nueva, tenemos limpieza cada día… En casa limpiamos cada día y la calle es lo mismo. Mañana volverá a estar sucia pero lo que hemos quitado hoy ya no estará. Hay que limpiar cada día. También hay que acabar con el abandono. Si una farola o un banco se rompen, hay que arreglarlos al día siguiente. Si se nos rompe el riego, lo mismo. Piense que, desde que se hicieron los jardines de la plaza, nunca hubo sistema de riego. Se hicieron las instalaciones soterradas y nunca se conectaron. Ahora vamos a tener agua, reguemos. Si se estropea un grifo, hay que ponerlo. Y esa es la manera de tener un barrio siempre arreglado. El barrio es como nuestra casa y, si tú dejas tu casa abandonada, llega un momento en el que no te hace ilusión ni ponerte a limpiar porque, por mucho que hagas, no se nota. Pero si tú llevas la casa al día, siempre la verás bonita. Esto es lo que tenemos que hacer con el barrio. Yo siempre he querido mucho a este barrio pero, con esta obra, que ha sido como un embarazo de nueve meses, hemos sufrido mucho los comercios. Creo que muchos podríamos haber cerrado. En mi caso, yo soy de pico y pala y lo que pensé fue que, si había superado las otras dos obras, esta también la superaría. Pero ha habido días que he llegado a casa pensando en que al día siguiente no iría a trabajar. Está todo muy reciente y quiero pensar que por eso cuidaremos entre todos lo que se ha hecho. Yo no quiero tener que volver a vivir una cuarta remodelación. Por otro lado, piense que ahora mismo, con esta obra, las viviendas de esta calle se han revalorizado. Si tienes un barrio bonito, tu casa vale más. Si hay indigentes, falta de limpieza y problemas siempre, tu piso baja de precio. Ahora que el barrio está bonito, cuidémoslo. Con poco que hagamos cada uno, vale. Además, esto no tiene que parar aquí.

—¿Por qué?
—Porque quedan cosas por hacer. Esto se tiene que ir mejorando. No basta con hacer esta obra. Yo se lo he dicho a comerciantes y vecinos, que, si ven cosas que hay que hacer, que lo digan. Saldrán cosas nuevas y se irán haciendo, con lo que iremos a mejor.

—Es Pratet tiene también problemas con los okupas.
—Es un tema que yo quisiera solucionar antes de irme. La parte del camí de Can Murtera está llena de indigentes. Nosotros hemos visto que hay un abandono total. Gente viviendo en las ruinas de la casa payesa, motos robadas, maleza… Es un problema. Le recuerdo que se ha incendiado en varias ocasiones y volverá a suceder porque aquello ha estado siempre abandonado. Nosotros vamos a suplicar al Gobierno de Vila que arregle el problema de ses Feixes. Yo sé que es complicado pero es ponerse. El no empezar es nunca adelantar. Si se empieza, hay interés, es otra cosa.

—¿Qué otras necesidades tiene es Pratet como barrio?
—Muchas. Es un barrio que se ha parado con la obra y ahora necesitamos que el Ayuntamiento se implique en ayudarnos a hacer una buena promoción de esta zona. Habría que hacer una promoción importante para que la gente sepa que aquí hay comercio, que hay aparcamiento, que es un barrio que está muy cerca de todo… Se podría mirar de hacer eventos como cine por la noche, conciertos, mercadillo… Y promocionarlo bien. Nos hace mucha falta que la gente vuelva a venir.

—¿Qué tal es la relación con el actual Gobierno de Vila?
—Muy buena. Llevan un año y yo les he dado la enhorabuena cuando ha tocado y también les he dicho aquello que nos parece que está mal. A mí me da igual que me llamen pesada porque estoy pidiendo lo justo. Con Rafa Triguero, chapeau. Cada vez que he necesitado algo, siempre me ha cogido el teléfono. Los concejales igual. La exconcejala de barrio, Laura Planells, me ha dado mucha pena que se haya ido, pero se portó muy bien. Al principio estábamos todos un poco desubicados pero después ellos se han implicado. Laura Planells lo hizo muy bien. La verdad es que todos lo han hecho. Fran Torres siempre ha estado con nosotros, Carmen Domínguez también… A ver, yo sé que no todo será siempre de color de rosas y que en alguna ocasión habrá algún encontronazo porque la vida es así. Con el anterior gobierno tampoco tuve demasiadas pegas. La verdad es que a nuestra asociación se la escucha bastante.

—Son ustedes muy reivindicativos.
—Sí, somos de pico y pala (risas). Pero, lo que pasa es que el día que yo empecé con la asociación tenía muy claro cómo hacer las cosas y que me tenía que volcar. El barrio lo necesitaba. Estamos hablando del momento en el que estaba el antiguo mercado, los indigentes, los yonkis, coches fúnebres a diario para llevarse muertos… El barrio estaba horrible. Y yo pensé que si quiero a este barrio, hay que hacer cosas. A partir de entonces, hemos trabajado muchísimo. Yo empecé con la asociación y hace 17 años que soy la presidenta. Cuando yo entré, no teníamos nada. Solo nos dieron una carpeta de papeles y una cuenta de banco sin dinero. Ahora ya tenemos dos sedes. Damos clases todos los días. Tenemos una oficina, eventos… El barrio ha mejorado gracias a la asociación. El parking, por ejemplo, está ahí gracias a nosotros. Habrá gente a la que no le siente bien esto pero, si el parking está abierto, es porque la Asociación de Vecinos dijo «sí». Trabajamos mucho para las mejoras en el barrio. Se derribó el mercado aquel, se hizo el parking… Después de tantos años y de haber conseguido tantas cosas, estamos tan vivos, hacemos tantas fiestas, es una pena que esto en cualquier momento se pueda terminar.

—Bueno, en algún momento tendrá que haber un relevo.
—Sí, si yo siempre digo que cuando venga alguien que me diga que siguen adelante, encantada. Yo quiero que entre gente con ganas e ilusión. En una asociación como esta has de tener ganas e ilusión. Es lo que yo siempre le digo a mi directiva: trabajamos muchísimo, pero hemos de estar tranquilos porque lo que hemos de hacer lo hemos de disfrutar. Si no disfrutamos, es una carga. Aquí nadie gana nada, al revés. A mí y a otros esto nos cuesta dinero. Pero lo disfrutamos.

—Ahora van a celebrar las fiestas del barrio. ¿Qué me puede adelantar del programa?
—Estas fiestas tienen muchísima importancia. Ahora ya todo el mundo te las pide. Este año, además, con preocupación por las obras. Pero ahora ya está todo el mundo llamando y preguntando. Las fiestas se van a hacer aunque la obra no esté totalmente terminada. Hoy mismo (por el jueves) hemos hablado con el alcalde Triguero y ha decidido que sí, que se abre el parque infantil para las fiestas y para que los niños tengan su parque. Las fiestas serán entre el 12 y el 14 de julio, aunque el día 10, miércoles, a partir de las 20.00 horas, haremos una demostración en la plaza de los cursos que se imparten aquí durante el año. Tenemos a Miguel Barranco como profesor de sevillanas, flamenco y fitflamc, que es una gimnasia aflamencada con la que se trabaja mucho. Esta demostración se hace cada año. El día 12, viernes, ya tenemos las fiestas y habrá artistas, talleres de hierbas ibicencas con Marga Prats, entretenimiento para niños, nuestro bar a precios populares … No voy a decir todo, que quiero que haya sorpresas (risas). El domingo será también muy bonito porque cogemos a todos los socios de más de 65 años y les hacemos una fiesta para ellos con cena gratis. Este año será un poco diferente porque el menú será una ensalada con verdura ibicenca y una gran fideuá. Este año nos hemos llevado varios premios…

—¡Es verdad! Ustedes arrasan en los concursos gastronómicos.
—Le cuento [risas]. Este año hemos ido a concursos del Ayuntamiento, uno en el puerto y otro en la Plaza del Parque. Yo soy muy cocinitas. ¡Me encanta! Me gusta mucho cocinar para mi gente. Disfruto mucho. Y este año nos hemos llevado un primer premio y un segundo. Así que con ese dinero les damos una fideuá a mi gente.

—Una de las cosas en las que más éxito está teniendo el Gobierno de Triguero es en el giro que se ha dado a todo lo relacionado con las fiestas. ¿Ustedes comparten también esa opinión?
—Sí, sí. Es un gobierno muy fiestero y a mí eso me encanta. Aquí necesitamos fiestas, cariño, música… A veces la gente critica gastar el dinero en esto. Pero es que esta es la mejor medicina que nos pueden dar. ¿Tenemos que gastarnos el dinero en medicinas porque tenemos depresión? No, yo no quiero depresión, quiero una fiesta. En el concurso de salsa de Nadal, que organizaron también ellos, nos llevamos el segundo premio y disfrutamos un montón. La fiesta de Carnaval ha sido preciosa. Hay fiesta en la calle y eso está muy bien. Sirve para hacer barrio, que la gente se vuelva a juntar en la calle. Antes, en los pueblos la gente salía a la calle y, si había alguien con una flauta y un tambor, se disfrutaba. Pues ahora hay que hacer lo mismo. Tiene que haber música, diversión, ambiente en la calle. Es un momento de reunión de los vecinos. Y eso es muy bonito.

—Facilita el sentirte parte de algo.
—Pues sí. Y eso es muy bonito.