«Enseguida me preocupé porque era bastante inmediato que yo lo llamara y él apareciera, era súper extraño», relata Sonia. Entonces, rápidamente activaron la búsqueda: «Empezamos a buscarlo por todos sitios, a preguntar a los vecinos, abarcar zonas cada vez más grandes, avisar a todos los vecinos que revisaran si tenían casetas, garajes o almacenes cerrados, preparar carteles, ponerlo en redes sociales; pagamos anuncios de internet a modo de publicidad» y narraron su historia en redes sociales. Su rasgo principal era que había perdido un ojo en un accidente anterior, por lo que era fácilmente reconocible.
No hubo suerte. Aparecía quien «creía haberlo visto, pero sin ninguna garantía de que pudiera ser él» y, al llegar, «no había ningún éxito». Sonia asegura que «siempre queda esa ‘cosita' de esperanza, pero cuanto mas tiempo pasa piensas que es una idea pero que no va a ocurrir». El no saber dónde estaba o qué le podía haber pasado a Moshi, que además tenía chip, no le permitía «pasar el duelo». Moshi era un gato que iba de vacaciones con sus dueños. «Él iba súper contento con su arnés; nosotros teníamos una caravana en Barcelona y nos lo llevábamos en barco, paseábamos por el campo y él encantado de ir de viaje con nosotros tan tranquilo». Por eso para ella era como «haber perdido un hijo; lo sentía así».
Cuando habían pasado 11 meses y casi no quedaba esperanza alguna, Sonia recibió una llamada telefónica. «Fue una mujer que vive en una casa de campo, a unos 10 kilómetros de la mía. Tienen animales y cuadras y, de vez en cuando, aparecían gatos que iban a comer y a veces cuando el Ayuntamiento daba permisos para esterilizarlos gratuitamente ella los llevaba para que no se le hiciera una colonia».
Los nietos le venían diciendo a la señora que había un pequeño felino con un ojo ‘malito' por la zona, pero ella no lo había visto. Hasta que un día «lo vio, lo llamó y no le hizo ni caso». Sin embargo, la conciencia animal de esta vecina, la llevó a ponerle una trampa para conseguir capturarlo y llevarlo a esterilizar.
La sorpresa se la llevó en la clínica cuando le informaron que ya estaba castrado y tenía chip. Así fue cómo Moshi consiguió regresar a su hogar casi un año después de haber desaparecido. «Se fue despertando poco a poco de la anestesia; al principio no pueden enfocar bien, las piernas le flojean, pero en cuanto hablé me reconoció mi voz porque reaccionó». Era tal el vínculo que ella «siempre le decía ‘Moshi un besito', y él hacía como un cabezazo contra mi cara y enseguida lo hizo cuando le dije esa frase», explicó Sonia. Ahí se dieron cuenta que la relación nunca se había perdido pese al año que habían pasado separados y que su gato era el mismo de siempre.
Sonia Riera no dudó en compartir su alegría en redes sociales para así también animar y dar a quienes hayan perdido a sus mascotas. «No hay que perder la esperanza», precisa. ¿Cómo apareció Moshi a más de 10 kilómetros de su casa? ¿Qué pasó y qué hizo el felino casi el año que ha estado fuera de su hogar? A Sonia siempre le quedarán estas dudas, pero lo importante es que vuelven a estar juntos y felices.
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