El desalojo se ha producido este lunes por la mañana. | Toni Planells

Pasadas las 10 de la mañana de este lunes se ha llevado a cabo el desalojo de una serie de viviendas, espacios okupados, así como caravanas en los terrenos de lo que fue el restaurante Sa Seni de Cala Mastella.

En la zona okupada, vivían cerca de dos decenas de personas, entre las que se encontraba una menor de dos años, aunque una mayoría ya había desalojado el espacio.

Al desalojo llevado a cabo por la Guardia Civil, con el apoyo de la Policía Local de Santa Eulària, acudió también una representación de la familia de Can Pep Marí, propietaria de los terrenos okupados.
El desalojo se desarrolló durante toda la mañana, y fue requerido el apoyo de unidades antidisturbios de la Policía Local de Santa Eulària, debido a la hostilidad mostrada por uno de los ocupantes de la casa. Dicho individuo, que llegó a lanzar bloques de cemento desde el tejado de la casa a pocos metros de las unidades policiales, profirió amenazas como «voy a quemar la casa» o «voy a derribar los techos antes de marcharme», además de tratar de amedrentar a los medios de comunicación al grito de «os voy a buscar a vuestra casa, os voy a encontrar».


Otra de las okupas trató sin éxito de provocar a la familia propietaria de los terrenos y de la casa.
Nieves Marí, una de las propietarias, que vino acompañada de su madre y de sus hermanas, Fina y Verónica, explicaba a Periódico de Ibiza y Formentera que «hace 12 años que entraron en la casa, según ellos, con el permiso de nuestro difunto padre, pero es mentira, así que pusimos una denuncia y el juicio se ha venido alargando durante años».

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Agresividad

Tras recuperar sus propiedades, Marí asegura que «lo venderemos todo, tantos años nos han dejado muy malos recuerdos que preferimos olvidarlo».

Con «malos recuerdos» Marí se refiere a que «ni siquiera podíamos entrar en nuestras tierras, el otro día mi sobrino quiso coger unos nísperos del árbol y le echaron de manera muy agresiva».
«Además, llegaron a pegarle una paliza a mi padre y uno de sus perros mordió a mi madre» aseguraba Fina, hermana de Nieves, que reconocía que «venir aquí me da mucha tristeza. Hoy voy a pasar un mal día, ha sido una agonía».

Verónica también recordaba la ocasión en la que «vine a buscar unas plantas para decorar mi tienda y me trataron fatal, grabándome con el teléfono y amenazándome. Fue muy desagradable».