a calle Joan Xicó antiguamente era una pequeña vaguada que separaba el cementerio de Puig des Molins del Puig de Vila, donde se emplazaba la ciudad en la época de los fenicios. A día de hoy, 2.800 años después, las cosas han cambiado mucho.
La popular vía comienza en pleno centro de Ibiza, donde termina Ignasi Wallis y al comienzo del paseo Vara de Rey, cuenta con 350 metros de extensión y una inclinación de unos 20 metros, que llega hasta la Universidad de las Islas Baleares (UIB). A su paso cortan las calles vía Púnica, vía Romana y la calle Jaume I por un lado de la acera y por el otro se pueden palpar con las manos las murallas de Dalt Vila.
Para la gente de Ibiza es una calle completamente «de paso» y velozmente por la cuesta van los viandantes, ya sea para recoger a los niños del Colegio de Nuestra Señora de la Consolación, para hacer gestiones en la sucursal de La Caixa, ir al parque de juegos o a la plaza de la Reina Sofía, donde según una vecina llamada Alisa «por las mañanas suele haber mucha gente haciendo deporte». Isabel es una de esas personas que va a todo trapo y va a recoger a su nieta de la escuela, con un desparpajo que acapara la atención se queja «como en todas las calles de Ibiza, el problema es que no podemos venir con coche, el aparcamiento no existe, no se puede circular y menos cuando vienes a los colegios, y aquí no caben más coches, deberían facilitar los horarios de autobús».
Juan David suele moverse por la zona para trabajar y asegura que prefiere «ir en moto porque aparcar es más fácil», lleva tres meses en la isla y para él Joan Xicó es una calle «linda con las buenas vistas que le da el castillo». Aunque a simple vista parezca que este lado de la muralla no conecte con el núcleo histórico de Vila, se halla el Portal Nou, una abertura seguida de un túnel de 50 metros que desemboca al otro lado del muro. Pablo, que vive allí, presencia por este motivo cómo «la mayoría de los extranjeros que vienen pasan para visitar el castillo», algo que «genera mucho ruido» y hace que no sea «tranquilo para vivir».
Si hay alguien que bien conoce Joan Xicó es Alberto, que se ha criado en una casa cuyas ventanas dan a la plaza de la Reina Sofía y su sentencia es firme: ha cambiado mucho. «Donde está el parque era un colegio, eran unos barracones hace unos 46 años... tú imagínate todo esto era campo… la subida al castillo tenía su encanto pero ahora está mucho mejor. Era un encanto natural cubierto de zarzas y hierbas, pero ahora está más cuidado todo», describió Alberto. Por su parte, Daniel pertenece a una generación posterior y recuerda que dentro de sus costumbres cabía ir a la cuesta con sus amigos: «Cuando éramos pequeños nos tirábamos por esta cuesta con el monopatín y ¡vaya golpes nos dábamos!», expresó. Omar es otro vecino que ya no vive en la zona y asegura que no es de sus calles favoritas porque «hay mucha gente durante el verano», pero también guarda recuerdos de alegría en esta vía, como cuando «hacían conciertos, venía gente a cantar y con mis amigos veníamos a pasar el rato».
En contraposición, al hablar con Toñi y Carmen, muy dicharacheras aseguran que «esto no ha cambiado». Aunque al echar la mirada años atrás aparece en los recuerdos el cine, que «estaba muy bien el cine aquí», recuerda Carmen nostálgica. Del resto, para ellas todo está igual, el colegio, el Portal Nou por donde «entra toda la gente que quiere pasar a Dalt Vila desde aquí», el Museo Arqueológico «más arriba», etc.
De estar en el núcleo de la ciudad de Ibiza, a unos 600 metros de donde termina la calle, se puede llegar al paseo de ses Figueretes que colinda con la playa, pero desde el final de la calle Joan Xicó, ya se observa el amplio Mediterráneo y tanto Mary como Carlos coinciden que es «lo más bonito de la zona».
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