El paseo de Joan Carles I es uno de los más amplios de la ciudad de Vila con un kilómetro de longitud que lo atraviesa de punta a punta desde la rotonda del Podenco Ibicenco hasta el final de la Av. 8 de Agosto. Entre otras cosas alberga el Casino de ibiza, el famoso club nocturno Lío y uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, el de Botafoc. Dispone de una amplia oferta de bares y restaurantes, así como tiendas, hoteles o todo lo que las transacciones náuticas requieren. De punta a punta empezando por el suelo las zonas verdes acaparan la visión y componen este armonioso lugar. A medida que se eleva la mirada el movimiento de las velas propias de las embarcaciones dan la sensación de un baile blanco provocado por las olas del mar que se une con el cielo, y a la derecha se divisa el Castillo de Ibiza como si del mismo cielo procediera.
En general los vecinos que caminan por este paseo varias mañanas a la semana, cuando no son todas, están «contentos» ya que por fin han eliminado todas las barreras que separaban el paseo del mar. Javier vive al otro lado de la isla pero «casi todos los días camino por aquí» en su proceso de rehabilitación tras pasar por una operación, pues es «un lujo, el mar está cerca y ahora sin la valla de la autoridad portuaria es una maravilla», para él poner un muro o una verja «es poner puertas al campo». Charly al volver de sus vacaciones se encontró con la sorpresa de que «justo ahora están sacando el muro» y le viene fenomenal para «aprovechar y sacar a mi perrita», la misma situación que Carmen quien vive al lado y lo ve «súper bien» ya que para ella «antes parecía una zona más privada y ahora te invita mucho más».
Zonas verdes, deportivas
Si hay una característica que diferencie Joan Carles I de otros paseos es el verde que desde lejos destaca sobre el asfalto y desde cerca transmite la «la tranquilidad, lo ordenado y lo cuidado que está» como aprecia Sara, quien trabaja en una tienda de cosméticos y siente junto a su compañera Verónica «que estamos en un ressort». Aunque tienen una queja que coincide con la de otras vecinas como Silvana o María en que «lo malo es que en julio y agosto cuesta encontrar aparcamiento», aunque como María puntualizó «si llegas antes de las 9:30 encuentras siempre». Rosa y Carlos suelen ir a caminar «bastante por la zona» aunque tampoco pertenezcan a ella en el padrón pero «el paseo que está muy limpio y muy bonito» les invita a compartir allí ese momento de actividad y convivencia.
Mientras Javier da su testimonio en el despejado bulevar pasa Graciela saludando, una profesora de pilates que solo tiene buenas perspectivas del entorno que colinda con su academia. Por la asiduidad tal vez lo ve «muy bonito y muy ameno, es como una familia» prosigue, «si vienes siempre por las mañanas te encuentras con la misma gente que va caminando o que saca al perro» en definitiva para esta vecina «es de la gente que vive aquí». La misma sensación le da a Jasmina quién cada día saca allí a su perrita Mini «que ya se convirtió en Maxi», bromea, aunque hace una separación entre este paseo y la calle paralela que define de «catastrófica» ya que sobretodo «en esta parte la gente recoge las cacas de los perros y del otro no», lo que denota el sentimiento de vecindad que la mayoría guarda y razón suficiente por la que le «encanta el paseo».
La gente corre o camina de punta a punta por el kilométrico bulevar que tras el verano y el cese de las fiestas en la madrugada queda desértico y por ende en las mañanas las personas que se ven son los barrenderos, el personal de seguridad, los paseadores de perros y los que levantan su propio peso en las barras de calistenia que allí se hayan. Estos últimos se tratan de puntos activos o espacios recreativos comunitarios que sirven para que cualquier persona que quiera hacer deporte al aire libre cuente con unas instalaciones completamente gratuitas y en esta ocasión cuidadas. Este es el caso de Juan Rodríguez que no vive en el país todo el año pero debido a su trabajo pasa aquí la gran parte de él y sobretodo en este espacio que define de «espectacular para hacer gimnasia», ya que se encuentra «al aire libre», «la gente es respetuosa» y encima «en esta época del año hay mucha menos gente». Para él es una vía de escape «muy importante» ya que «es un entorno completamente diferente a la ciudad en la que yo vivo» ha asegurado. A su lado Jacob, de nacionalidad inglesa, también hace ejercicio bajo el sosegado sol de la mañana y afirma que forma parte de su rutina ya que «hay césped, hay árboles y hay un gimnasio», refiriéndose a las instalaciones que tacha de «muy buenas» y le permiten hacer todo lo que quiere: «deporte al aire libre, gratis y con la gente».
Al final del paseo, llegando a la Av. 8 de Agosto, hay bares a los que algunos como Charly y Carmen deciden ir a teletrabajar por «las vistas» y el estar en contacto con «la naturaleza», asimismo Carmen identifica que «siempre me ha parecido una zona muy profesional». Igual le pasa a Silvana y María, quienes regentan la inmobiliaria Management Ibiza quienes al preguntarles por lo primero que les sugiere el paseo aseguran que es «a dinero, a edificios de alto standing». Silvana recuerda haber leído que se trata de «uno de los puertos más importantes del Mediterráneo», lo que «me beneficia muchísimo por la ubicación de mi empresa». Y algo que es importante que haya cerca de una empresa y con lo que se «muestran muy contentas» es con la «variedad de cafeterías y restaurantes» que la zona brinda.
1 comentario
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Pasta, pasta y pasta, en todo y para todo, eso tienen en mente esas personas de... una inmobiliaria. Son parte del problema.