Para la bióloga Antònia Maria Cirer y la activista Carmen Tur, el año 2018 marcó un antes y un después en la lucha contra la invasión de serpientes. Según relata la propia Cirer, aquel año pudieron constatar el malestar y la gran preocupación existente entre los payeses de la isla -principalmente los de Santa Eulària- por el rápido aumento de las poblaciones de serpientes.
«De inmediato vimos que debía hacerse una gran demanda a todas las fuerzas políticas para que se pusieran las pilas y actuaran», afirma.
En el último trimestre de aquel año, Cirer y Tur ya habían conseguido que todos los ayuntamientos, así como el Consell, aprobaran declaraciones institucionales solicitando medidas urgentes encaminadas a preservar la lagartija pitiusa. Entre otras cosas, se consideraba necesario implantar controles de entrada en el puerto de Ibiza para evitar la introducción de más ofidios, así como planes de erradicación efectivos contra los ejemplares ya existentes. Entonces, la invasión afectaba a un punto muy localizado de la isla, «ni mucho menos la mitad de Ibiza, como sucede ahora>», puntualiza Cirer.
Pasado el tiempo, en febrero de 2019, la propuesta de estas dos mujeres llegó al Parlament, donde se aprobó una ponencia firmada por todos los partidos con representación y con un único objetivo: salvaguardar las poblaciones de lagartijas.
Medidas
La unanimidad conseguida ahora durante la tramitación del decreto ley de medidas extraordinarias y urgentes para la protección de la lagartija pitiusa y la lucha contra las serpientes, sin duda, tiene su base en aquel trabajo iniciado por Cirer y Tur, según considera la bióloga.
Según añade, el decreto ley aprobado en la actualidad es «bueno y está muy bien pensado», aunque «solo cierra la puerta de entrada» a las serpientes, sin considerar qué puede hacerse para eliminar ejemplares ya introducidos.
«En este sentido, el Cofib (Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares) va muy atrasado en relación a lo que debería hacer, porque es el encargado de poder asesorarse en otras zonas del mundo y resulta que lo único que hace es poner trampas, que es algo que ya realizan los voluntarios y payeses», explica Cirer. Según cree, el Cofib debería dirigir sus esfuerzos a buscar ideas e impulsar una «contundente» lucha contra las serpientes, algo que podría hacerse a través de fumigaciones biológicas en los recovecos donde permanecen. «Las lagartijas están desapareciendo en muchos lugares», lamenta Cirer, quien reclama de manera urgente la creación de reservorios donde preservar esta especie.
1 comentario
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,,vaya dos defensas que lleva usted en sus espaldas Sra Tur,, a parte de su lucha contra las rastreras invasoras ,, ahora se unen l@s rastrer@s que invaden nuestros despachos, a base de mentiras y jugando con nuestra salud,, así con humildad, siga adelante, que seguidor@s no le faltarán,,ANIMO, FUERZA,,y sobre todo GRACIAS..!!!