-Pese a estar poco tiempo en Ibiza, ¿qué tal su viaje?
-Lamentablemente ha sido un viaje relámpago. Llegué el sábado y el domingo se celebraba el Concurso de Bocatas. Sin embargo, pese a estar poco tiempo, me he sentido muy a gusto con la gente que he conocido.
-El domingo observé durante el Concurso de Bocatas las grandes muestras de cariño que recibió.
-Sí, la verdad es que sí. La gente poco a poco me va conociendo más y les gusta acercarse a mí para preguntarme dudas y hacerse fotos. Al llegar a Ibiza incluso las azafatas quisieron hacerse una foto conmigo.
-¿Era su primera vez en la isla?
-Sí, y desgraciadamente no he podido ver mucho. Me alojé cerca del puerto, que me encantó, y también conocí el pueblo de Santa Gertrudis. Fue aquí donde se celebró el concurso.
-Usted está acostumbrado a elaborar sus recetas de bocadillos, no a formar parte de un jurado, ¿qué tal su experiencia en Santa Gertrudis?
-Muy buena. A lo tonto no sé cuántos bocadillos me comí. También me organizaron una preparación sorpresa con un bocadillo XXL y varios ingredientes, que yo no sabía cuáles eran hasta que me puse con la elaboración.
-¿Productos locales?
-Sí, había sobrasada, salchichón, jamón, chorizo, huevos y mucho aceite, puse medio litro de aceite. Los asistentes se lo comieron todo.
-Por lo que he podido ver en sus vídeos de TikTok es usted un fanático del aceite de oliva.
-Sí, me encanta el aceite de oliva y los huevos fritos. Siempre digo en mis vídeos que un bocadillo sin aceite que lo empape no es un bocadillo. Desde los 15 años que me tomo mi chupito de aceite por las mañanas. Ahora con más edad me tomo en ayunas la pastilla de la tensión y el vasito de oliva (Se ríe). Lo malo es que me robaron mi botella, por eso ahora siempre viajo con mis monodosis de aceite.
-Usted se ha movido toda la vida entre el sector de la construcción y el sector agrícola.
-Sí, nací prácticamente en la huerta, pero trabajé en la construcción durante 30 años. Creo que he preparado yeso y escayola por media España. Cuando llegó la crisis regresé al huerto con mis cultivos de habas, coliflores, y demás plantaciones.
-¿En qué momento comenzó esta aventura tecnológica?
-Comencé en septiembre del año pasado, hace unos 14 meses. Yo ya era usuario de TikTok y grababa vídeos en la huerta, pero no tenían las visualizaciones de ahora. Fue mi hija mayor la que tuvo la idea de grabarme elaborando mis enormes bocadillos. Poco a poco la gente empezó a seguirme, incluso me conoce gente extranjera. Hice hace poco el Camino de Santiago y varios chinos me saludaron porque sabían quién era yo.
-Entonces…no pudo hacer el viaje tranquilo
-A mí las muestras de cariño me encantan. Es más, cuando llegué a la Catedral de Santiago, busqué un rincón cerca para grabarme mientras preparaba uno de mis bocadillos. Ese vídeo tuvo 1.400.000 visitas.
-¿Le ha cambiado algo la vida desde que se ha vuelto tan popular?
-Nada, sigo viviendo en mi casita ‘chica' a pocos kilómetros de mi huerto en Torreperogil, en la provincia de Jaén, y sigo siendo una persona trabajadora y natural que se graba haciendo lo que le gusta. En mi caso no me he hecho rico siendo influencer (Se ríe).
-¿Las ganancias son proporcionales a las visualizaciones de los vídeos?
-Sí, por cada millón de visitas la plataforma te da 100 euros, pero te quita un 70%. Así que sólo te quedas con el 30%. También te hacen regalitos de 80 euros dependiendo de tu actividad en las redes.
-Actualmente, ¿cuántos seguidores tiene?
-Ahora tengo entre todas las aplicaciones más de 2.500.000 seguidores. Intento ofrecer siempre vídeos diferentes. Aprovecho mis viajes para elaborar bocadillos con los productos típicos del lugar.
-¿Los vídeos son improvisados?
-Siempre. No me los puedo preparar, seguro que me equivocaría. Yo sé el bocadillo que quiero elaborar e improviso siempre.
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